Apoteósica la página que este pasado sábado dedicó el periódico El Día a rectificar por segunda vez sus informaciones sobre los papeles fantasmas de México, aquellos con los que se atrevió a acusar a Paulino Rivero y a su familia de tener oscuros negocios en Puebla por los que debía renunciar a ser presidente tras las elecciones de mayo. Una primera rectificación con la boca chica resultó del todo fallida y la justicia debe haberle instado de nuevo a hacerlo como mandan los cánones. Y don Pepito lo hizo, no sin reservarse para este lunes otro disparatado editorial en el que insiste en su inocencia y en la confabulación de plantas y flores, de piedras y océanos, de políticos, jueces y periodistas contra él y su distinguido periódico por defender como lo hace a la isla de Tenerife y a la independencia de Canarias sin la isla de Gran Canaria. Que esa es la máxima expresión editorial de Herederos de Leoncio Rodríguez, S.A. en estos precisos momentos. Pues a lo que íbamos. El sábado tuvo que humillarse el dignísimo editor reconociendo la falsedad de los papeles de México y, guardando la precisa distancia entre la rectificación y el nuevo ataque de hombría, este lunes volvió a la carga para afirmar que El Día nunca acusó a Paulio Rivero y a su familia de cometer delito y que, en todo caso, es la imagen del periódico la que se ha visto deteriorada por tener que publicar estas rectificaciones tan sandungueras. Porque, queridísimos, “El Día se caracteriza por ofrecer siempre una información limpia e imparcial”.