Vaya por Dios. Las pasó canutas este viernes la alcaldesa de Telde, Mari Carmen Castellano, del PP, para sacar adelante el plan de ajuste preceptivo para acogerse a las medidas de saneamiento del Estado con las que pagar la abultada deuda con los proveedores que presenta ese Ayuntamiento. Le faltaron dos concejales para la mayoría necesaria que admitiera la urgencia del pleno donde debía acordarse ese plan. Y de los dos concejales absentistas, una era la famosa Migdalia Rodríguez, de Coalición Canaria. O de Coalición Canaria al menos hasta el momento de dimitir alegando problemas de índole personal. Su relación íntima con el consejero de Deportes del Cabildo de Gran Canaria, Lucas Bravo de Laguna, del Partido Popular, le impedía continuar con la lealtad necesaria al grupo nacionalista, a pesar de que éste sostenga a una alcaldesa del PP, que ya se sabe que la política canaria hace extraños compañeros de cama. Porque, contrariamente a lo que están temiéndose, queremos referirnos a que mientras el PP se sostiene en Telde gracias a CC, en el Cabildo de Gran Canaria, donde el Niño Lucas campa a sus anchas, los nacionalistas ocupan el lugar de la rabiosa oposición frente a una mayoría del PP apoyada por el único consejero del CCN, que para más inri se presentó a las elecciones dentro de la lista de CC. ¿Se entiende? Nosotros tampoco. Ah, la alcaldesa de Telde sacó adelante el plan de ajuste porque, en un gesto de responsabilidad que jamás tendría el PP (y menos en Telde, donde robó hasta los cables y los enchufes en el mandato 2003-2007) un concejal del PSOE y otro de Más Por Telde, prestaron sus votos para posibilitarlo. Lecciones que da la vida. Al Niño Bravo también.