Un alcalde que es capaz de encajar y administrar con prudencia las criticas de la oposición consigue casi siempre que éstas pasen inadvertidas para los medios de comunicación y para los ciudadanos. Hoy mismo apenas habría sido noticia el pleno municipal en el que resultaron aprobados los primeros prepuestos del nuevo gobierno del PP. El PSOE y el resto de la oposición no han parado de criticarlos desde que los conocieron, lo que debería haber provocado en el alcalde y su equipo dos posibles tipos de reacción: asumir como naturales las criticas o negociar y corregir aquellas cuestiones que en un debate sosegado y democrático puedan aportar los demás grupos políticos. Pero Cardona optó legítimamente por despreciar las opiniones de la oposición, añadiendo de su cosecha el ramalazo agrio e innecesario. En medio del debate, el alcalde terció este viernes para descargar su furia contra los concejales socialistas con descalificaciones muy ofensivas del tipo “fracasados” que “nadie los quiere”, “jaula de grillos”, “deslegitimados”... Y todo por no compartir sus criticas a los presupuestos, formuladas todas ellas sin rebasar los límites de la buena educación y el fair play.