El PSOE ha salvado los muebles e Izquierda Unida ha experimentado un extraordinario crecimiento que debe hacer recapacitar especialmente a los socialistas. Empezando por los andaluces pero continuando por los de toda España. El último año y medio de Gobierno de Zapatero hay que borrarlo de la historia ideológica del PSOE y aprender a interpretar de manera atrevida, valiente y sin cortapisas el mensaje que cada día está transmitiendo la sociedad española: para que no gane el PP y arrase con las conquistas sociales hace falta una izquierda que las defienda de verdad, en la calle, en las instituciones, en Europa y ante el Banco Mundial. Hace falta una izquierda que no haga ascos a parar las patas a la banca, que se proponga seriamente hacer pagar más a los que más tienen, que persiga de verdad la corrupción política y empresarial, y que reponga el estado del bienestar, ley de dependencia incluida. Si no lo hace, el PSOE estará nuevamente condenado a castigos tan ejemplarizantes como el de noviembre pasado, o a ese aviso serio que le ha dado su granero andaluz. Por eso, el giro tiene que empezar por Griñán cerrando un acuerdo serio con Izquierda Unida que de verdad produzca un cambio en Andalucía con el que se recupere la credibilidad de sus instituciones, se ponga a buen recaudo a los corruptos y se reponga la sensibilidad social tantas veces maquillada en nombre de los mercados y los mercaderes.