A Soria le preocupa mucho menos la trama eólica, de la que quedó desembarazado por una carambola policial que algún día habrá de aclararse, pero tampoco le vendría nada mal que el ilustre abogado-imputado Alfredo Briganty alcanzara su propósito de anular las actuaciones de la primera trama corrupta del PP en la era de Acuario. Briganty ya ha enseñado casi todas sus cartas, las que se venía guardando desde hace dos años con el fin de hacer una buena exhibición de fuegos artificiales en la primera jornada del juicio con jurado en el que se enfrentará a una condena de cárcel de año y medio por cohecho. Briganty ha echado el resto sabedor de que va a contar con el apoyo del Partido Popular, empezando por Soria y terminando por su ex prima política María Dolores de Conspirar, otra experta en lanzar acusaciones sin pruebas a ver si cuando termine la película aparece alguien asesinado en el patio de butacas. Aunque a priori pueda parecer que el prestigioso abogado canario-madrileño tiene perfectamente medidos sus pasos, empiezan a aflorar serios indicios de que se va a meter una castaña de considerables dimensiones. Para darse ánimos se aplica aquello de que “el que ríe último ríe mejor”, pero puede que él no sea el último.