Se trata de desmontar los beneficios sociales y de hacerlo de manera que parezca ineludible e inaplazable. Y como las encuestas empiezan a encender todas las alarmas en el PP, se aplica el manual de la comunicación en tiempos de pánico: eludir la verdad con eufemismos, rebautizar los hechos con nombres amables. Así, a los recortes hay que llamarles ahora reformas; al copago farmacéutico, actualización de la participación; la asistencia sanitaria a los inmigrantes hay que denominarla desde ahora “turismo sanitario”; el incremento de las tasas universitarias, penalización a los malos estudiantes, y el asalto a la independencia de Radiotelevisión Española, estancamiento en la toma de decisiones económicas. El departamento de agitación y propaganda se ha puesto en marcha en el PP y en el Gobierno y ahora se trata de transmitir esos nuevos conceptos a la ciudadanía. Para ello era preciso primero hacerse con el control de RTVE, para lo cual ha desaparecido la estrategia de consenso inaugurada por Zapatero para la elección de presidente del Consejo de Administración de la corporación. Una medida que en el Consejo de Ministros de este viernes ha aparecido aparejada a la autorización para que las autonomías del PP privaticen las televisiones autonómicas y para que las emisoras de radio le deban un favor al Gobierno permitiéndoles que, previo pago de lo que digan los clubes de fútbol, puedan regresar a los estadios de hacer retransmisiones deportivas.