Frente a la cancelación del Womad, Las Palmas de Gran Canaria sigue apostando por otras manifestaciones que seguramente considerará más rentables cultural y económicamente, como el festival de Cine, que con trece ediciones llegó a costar tres millones de euros al año, medio millón en esta su última edición. El festival fue creado en la etapa de José Manuel Soria como alcalde para poder pisar la alfombra roja junto a estrellas rutilantes del celuloide, y seguramente por eso a los sucesores de su mismo partido les costará mucho trabajo plantearse cualquier destino final como el del Womad. Porque si por Cardona y los suyos fuera, todo se reduciría a golpes de efecto que permitieran titulares rumbosos en la prensa, un Springsteen o un Vargas Llosa, el Carnaval y mira a ver si te traes algún artista de postín para hacernos la foto. Un Ayuntamiento de una ciudad tan relevante como esta tiene que apostar por conciertos como el del Boss o el de Sting (entre 30 y 70 euros la entrada), y por festivales de entrada libre como el Womad, que requieren poco esfuerzo económico y reportan grandes retornos económicos y la satisfacción de miles de ciudadanos. Que no todo va a ser recortar y hundir a la gente en la miseria.