Rubén Pérez ya debía tener en su poder la oferta en firme del director general de Red.es, el lanzaroteño César Miralles, cuando inició su particular estratagema de salida de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. A todo su entorno y a la dirección de la institución les hizo llegar su sentimiento de incomodidad en su puesto de trabajo, sus deseos de cambiar de aires, la inaguantable tensión que soportaba y su hartazgo? hasta conseguir formular una petición de negociación que, con el pago de una indemnización negociada, le permitiera no reincorporarse de unas vacaciones que disfrutaba. La ULPGC se lo pensó y seguramente llegó a la conclusión de que era preferible un mal arreglo que un buen pleito, siempre con la condición de que Pérez Cudero retirara la demanda que había interpuesto contra la institución. Ignorando por completo que su responsable de marcas y patentes ya había aceptado su nuevo cargo de ringorrango en Madrid, la Universidad le propuso una indemnización algo superior a los 12.000 euros, que el interesado aceptó de inmediato sin regatear lo más mínimo. Acto seguido retiró la demanda, cogió la pasta y se echó a correr. Una semana después se conocía de modo oficial su nombramiento como director de Economía Digital y de Sistemas de Red.es. De economía digital y de sistemas no tiene la más remota idea el señor Pérez Cudero, de eso dan fe sus compañeros de la Universidad. De hecho, en su biografía consta que su tesis doctoral, en preparación, versa sobre patentes, su especialidad desde que terminó los estudios de ingeniería. Pero en lo que parece ser un reputado experto es en el arte de engañar al contrario: si hubiera abandonado su puesto de trabajo voluntariamente habrían decaído sus derechos exigidos en la demanda y no habría tenido opción a la más mínima indemnización. Un fiera para el califato canario de José Manuel Soria.