Pero no solo está protagonizando la comisaria De León una cacería de desafectos prohibida por la Constitución. También está en el ojo del huracán por algunas arbitrariedades propias de quien no conoce los límites del cargo público que se ocupa. La comisaria está en el ojo del huracán por sus acaloradas decisiones en torno al caso de Minerva Marrero, la joven grancanaria acusada de secuestrar a su hijo en Alemania. Como les hemos contado aquí, levantó mucha polvareda que se mojara del modo que lo hizo ordenando al inspector jefe del Servicio de Atención a la Familia (SAF) que retrasara la entrega del niño al padre hispano-alemán que lo reclamara. No lo hacía, como se sospechó en un primer momento, por motivos mediáticos o de protección del menor, sino porque ?según sospechan los sindicatos- está emparentada lejanamente con la familia de la denunciada. El inspector hizo constar en su atestado las arbitrarias órdenes de su jefa, lo que le ha supuesto que ésta enviara a Madrid una propuesta de sanción por falta muy grave que ha sido contestada por el SUP con una petición de investigación de la filiación de la comisaria, de modo que se compruebe si es cierto que su señora madre es prima hermana del abuelo de Minerva. Pero es que, además, el sindicato del inspector jefe del SAF, el CEP, está esperando a la bajadita a ver si es factible meterle una querella a la comisaria provincial por prevaricación.