El fabricante de liderazgos (ajenos)

La fuente de buen rollito de la que cada mañana bebe Fernando Clavijo parece inagotable. De ella han salido estas tres primeras semanas de presidencia genialidades como la de abrir un debate sobre la limitación del número de turistas, debate que feneció a los pocos días y que se encargaron de dinamitar, entre otros, los presidentes de las patronales canarias y el mismísimo ministro del ramo. Del buen rollito salieron también las carantoñas con José Manuel Soria elevadas al rango de cumbre de Estado con presencia de algunos representantes del Gobierno de la nación. Veremos lo que tardan en hacerse realidad o en frustrarse las promesas allí proclamadas. Clavijo había conseguido rehabilitar políticamente a un cadáver político, el presidente del PP canario, que se ha vuelto a crecer y ya hasta planea ganar las elecciones generales. Nadie en Canarias daba ya un duro por José Manuel Soria, como empieza a ocurrir en muchos ambientes políticos de la Villa y Corte, tras comprobarse que siempre fue verdad lo que de él hemos venido diciendo durante más de una década en este periódico: que es un mentiroso y un gestor pésimo. Dos defectos imperdonables en un político pero que a Fernando Clavijo parecen importar poco, dada la pasión con la que ha hecho el boca a boca al que su antecesor juró odio eterno. Tras Soria, el presidente del Canarias se rindió –con genuflexión incluida- al Rey Felipe VI, al que endilgó la responsabilidad de que el nuevo Régimen Económico y Fiscal Canario (eso que llaman REF) salga antes de que acabe esta legislatura, un cuento chino que muchos parecen haberse creído a pesar de haber salido de la boca de José Manuel Soria. Pero ésa es otra historia de rendiciones monárquicas y nacionalistas que requerirían un estudio pormenorizado que no estamos en condiciones de formular.

 

 

 

A Morales pasando por Soria

Como muy bien indica el mapa que encabeza esta sección de hoy, a Clavijo le hizo falta pasar por Soria para llegar a Morales, no se sabe si queriendo o accidentalmente. Así es, porque en esa famosa cumbre de la que iremos viendo poco a poco sus resultados (ejem) salió otro debate de esos que al presidente canario le gusta fomentar: el del gas. Y lo provocó Soria incluyendo en la carta a los Reyes Magos una partida para la instalación de plantas regasificadoras, dando por sentado –por supuesto- que ha de ir una en Granadilla y la otra en Arinaga. El señor ministro conseguía sustituir el debate del petróleo, el que tanto desgaste político le produjo a él y a su partido (aunque todos los coristas digan que no) por el del gas, quizás a sabiendas de que a ningún dirigente de la vieja ATI se le va a ocurrir jamás poner en entredicho la penetración de ese combustible dada la existencia de un puerto llamado Granadilla que lleva incorporada una regasificadora desde hace más de una década. Fernando Clavijo mordió el anzuelo y se lanzó, con la ayuda de su consejero de Economía, Pedro Ortega, a pregonar las grandezas del gas como “combustible de transición” en lo que llegan por fin las renovables. Cualquiera que haya leído un poquito sobre la materia y cruzara las supuestas bondades del gas con las cargas que acarrea introducirlo ex novo en un territorio, comprenderá enseguida la reacción airada del presidente del Cabildo de Gran Canaria: ni ustedes ni “cuatro mangantes” como ustedes van a imponer el gas. El debate gasístico duró apenas unos días, los suficientes para que Antonio Morales saltara a la palestra regional demostrando su fineza política (“Clavijo ha conseguido su sueño de gobernar con el PP apoyado por el PSOE”) y sus amplios conocimientos en materia energética, no en vano desde la Mancomunidad del Sureste se ha convertido en el político canario que más sabe de la cuestión con diferencia.

 

CC de Gran Canaria, en la UVI

La reacción del presidente del Cabildo obligó de inmediato a Fernando Clavijo a pedirle una reunión de urgencia, no se sabe si para aclararle sus planteamientos o directamente para reconocerle que tampoco él tiene pajolera idea de lo que es una regasificadora y lo que su llegada puede suponer de demora para la penetración de las renovables. De la reunión con Morales, el presidente de Canarias salió absolutamente convencido de su error: había iniciado un debate público alentado por José Manuel Soria y había reforzado al que en Gran Canaria va camino de arrebatarle todo el liderazgo nacionalista a Coalición Canaria en cuestión de meses. El ridículo de su partido en el Cabildo se puso de manifiesto tan solo 24 horas antes de la reunión entre ambos presidentes: Fernando Bañolas se abstuvo en la votación sobre la penetración del gas en la isla haciéndole los coros al PP, único partido que votó en contra. Frente a Bañolas se posicionaron Nueva Canarias, el PSOE y Podemos, es decir, CC y PP en el frente gasístico y los demás, en el de las energías renovables. El espectáculo no puede ser más desolador para el partido de Clavijo en la isla de Gran Canaria, y mira que el hombre se esfuerza por agradar. Si de la reunión con Antonio Morales salió Clavijo reconociendo tácitamente su error y proclamando –como no podía ser de otro modo- la autonomía de los Cabildos para decidir sobre el diseño de su territorio (incluyendo las dotaciones energéticas), en el aire han quedado sin responder algunas preguntas que pueden ser claves: ¿Ignoraba el presidente de Canarias la histórica posición del Cabildo de Gran Canaria y, más concretamente, de su actual presidente?; ¿le convencieron los argumentos –mayormente técnicos y ambientales- de Antonio Morales o su reculada responde exclusivamente a aspectos competenciales de cada administración?; a la vista del resultado de esta reunión, ¿cambiará Coalición Canaria de Gran Canaria su postura sobre el gas para volver a abrazar la penetración de las renovables? Y la última, así, como quien no quiere la cosa: Si Gran Canaria se erige en el bastión de las renovables y consigue frenar las ansias de “los cuatro mangantes” que quieren imponer el gas, ¿qué va a pasar en Tenerife?

 

Casimiro anima el cotarro

Menos mal que esta quietud política la anima alguien de vez en cuando. Si nos fallara Clavijo con alguna apertura de algún debate sesudo, siempre podremos contar con Casimiro Curbelo, que desde La Gomera recuerda que él sigue en pie, que ha reforzado su mayoría absoluta en el Cabildo, que controla varios ayuntamientos de la isla y que, para colmo, tiene tres diputados que valen un potosí si, llegado el momento procesal oportuno, a alguien se le ocurre romper el pacto con los socialistas y aplicar otra aritmética a las cosas. Ya habrán leído que no hace ascos a apoyar un pacto entre el PP y Coalición Canaria (pongan el orden que quieran, da lo mismo), pero que a pesar de lo que pudiera parecer ante un ofrecimiento así, él sigue siendo de izquierdas y socialistas. A más de uno se le habrán saltado las lágrimas de la emoción al conocer esa posibilidad casimiriana, y puede que hasta hayan afilado el lápiz para estudiar todas las variables. ¿Es posible un pacto entre CC y el PP? Bueno, ya saben que esa era la tendencia natural que llevaban ambos partidos, tendencias que quebró la imposibilidad de sumar 31 (suman 30). Pero si se diera un triunfo electoral del PP en las Generales, nadie descarta que pueda plasmarse ese acuerdo si Curbelo aporta sus tres diputados. La ensoñación tiene algunas pegas, y ninguna es baladí. La primera es, desde luego, que Casimiro Curbelo lleve su ofrecimiento hasta el final (hasta ahora sólo ha dicho que no lo descarta), pero la segunda es el cisma que se le puede abrir a Coalición Canaria en el caso de un pacto con el PP. Ya lleva muy mal la gente de Mario Cabrera en Fuerteventura el mangoneo de Clavijo con José Manuel Soria como para, encima, tener que soportar un pacto con su partido. Y en Lanzarote. Pero dada la deriva disparatada que lleva CC en los últimos tiempos, que a nadie le extrañe que en un cataclismo muy canario termine gobernando el PSOE con Podemos, Nueva Canarias y los escindidos del clavijismo. Con éste y el PP en la oposición. Ésa es buena, ¿eh?