Desconocemos los motivos, pero de un tiempo a esta parte parece haberse roto el acuerdo tácito entre los grandes editores de prensa en Canarias según el cual los datos de circulación de periódicos impresos pasaban a ser como la fórmula de la Coca Cola: se especula pero se desconoce. Nada de tirárselos a la cara. La alegría, o la tristeza, va por barrios, porque la crisis se está cebando de manera especialmente cruel sobre el mercado publicitario, principal soporte económico de este gremio. La publicación de los últimos datos de la Encuesta General de Medios (EGM) y la reacción de cada cual merece por nuestra parte un comentario que imponga la paz. O por lo menos que ayude al público municipal y espeso a comprender mejor este galimatías. El EGM es una encuesta, mide audiencias y no puede considerarse científicamente preciso. Pero es la referencia para anunciantes y agencias, la mentira solemnemente aceptada por todos, para entendernos. Según sea el resultado de cada oleada (va por trimestres) es la reacción de los afectados. Por ejemplo, nuestro amigo don Pepito, propietario de El Día, hace tiempo que no cabe en sí de gozo por los resultados que arroja esa encuesta, que la pasada semana lo volvió a colocar líder en Canarias con 192.000 lectores diarios, una barbaridad si se tiene en cuenta que casi dobla el promedio nacional de cuatro lectores por ejemplar. Claro que a El Día todos sus competidores en el papel le atribuyen un pecadillo venial que se llama “venta en bloque”, en la que supuestamente se camuflan regalos de tongas de periódicos a taxistas, asociaciones, entidades, etcétera, que hacen que el diario se vea mucho, suba en la OJD y parezca el rey del mambo. Si tenemos en cuenta que en el EGM se pregunta “¿qué periódico leyó ayer?”, esa omnipresencia marca mucho la diferencia.