Es una pena que haya tenido que ser Pedro Suárez la primera figura política, y perdón por lo de política, que ha respondido a la auditoría realizada a la Fundación Sanidad y Salud de Tenerife. Hubiéramos preferido, a falta de Alarcó que es el que mejor sabe lo que hizo allí, a Cristina Tavío, que a la postre es la mentora política de Alarcó y de Pedro Suárez, un dechado de coherencia que abandonó el PP allá por el año 2000 para pasarse con todas sus circunstancias a Coalición Canaria. Hace tres añitos regresó al PP para que Cristina Tavío lo pusiera al frente de una gestora en Laguna con el fin de que saliera concejal y, en aplicación de los estatutos del partido, celebrara elecciones y constituyera un comité local como Dios manda (la consigna de moda). Lleva dos años y medio de retraso porque tanto él como la señora Tavío saben que si convocan un congreso local el hombre saldría trasquilado por las fuerzas vivas populares en la ciudad. Por si no lo recuerdan, el señor Suárez era el tercer personaje que participó, junto a Tavío y Alarcó, en aquella rueda de prensa de campaña, a principios de mayo, en la que todos ellos presentaron la Digi-Card, la tarjeta electoral del PP que ahora sabemos que se pagó con dinero público.