No lo tiene Santa Cruz de Tenerife, y lo acaba de nombrar hace unas semanas Las Palmas de Gran Canaria, pero el municipio tinerfeño de Los Realejos ya cuenta en su plantilla con un director de Seguridad, figura especialmente creada para dar brillo y esplendor al cuerpo de la Policía Local de esa localidad, cuyos agentes tienen que estar absolutamente entusiasmados con la confirmación de que sus aspiraciones de ascenso quedan por el momento frustradas. El ideólogo de ese nombramiento, que contraviene la mas básicas normas de la proporción política y las corrientes imperantes de austeridad y racionalización del gasto, es el alcalde del PP Manuel Domínguez, al que nos gustaría verlo explicar tal medida al jefe político de la Policia en Canarias y subdelegado del Gobierno en Las Palmas, Luis Molina, y al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, respectivamente. El cabreo por tal nombramiento de libre designación no se ha limitado a la plantilla de la Policia Local de Los Realejos, sino que se ha extendido de manera indisimulada a los miembros del PP en la localidad y en el resto de Tenerife.