El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Esa “humilde persona” que defiende la libertad de expresión
La verdad es que dábamos por sentado que el cuartito de gloria de Juan Santana ya había pasado. Y hasta mucho fue aquel desmoralizante show de un empleado y militante del Partido Popular tratando de pasar en una sede parlamentaria como la salvación para la Radiotelevisión Canaria y para la dignidad misma de la Cámara legislativa canaria. Creíamos que tras aquel esperpento y la magistral retirada de Paco Moreno de ese circo, el PP recapacitaría y apartaría discretamente a este sujeto de la lista para el nuevo consejo rector sin permitirle que les condujera a todos al ridículo. Pero una vez más nos hemos vuelto a equivocar con este partido y con su líder regional, José Manuel Soria, y mira que le tenemos cogida la matrícula de tantas veces que le hemos visto fuera de sí. Fracasado el intento de meter a este comisario político en el Consejo Rector de la Radiotelevisión Canaria, se esperaba del PP un gesto honroso: nombrar sustituto y pasar página. El sustituto –ya lo saben- no es precisamente un dechado de la gestión audiovisual, pero es una persona de la confianza de ese partido y seguramente hará el papel que se le ha encomendado. No será presidente, por fortuna, que esa gracia recaerá en el periodista Santiago Negrín, que abandonaría Radio Club pare dedicarse en cuerpo y alma a la dura tarea de sustituir a Willy García y, parafraseando a Román Rodríguez en el reciente debate de la nacionalidad, no hacerlo bueno. Pero volvamos a lo que nos trajo hasta aquí: Juan Santana como ejecutor y José Manuel Soria como autor intelectual localizable en cercanas montañas han vuelto a dejar al PP en una posición bastante vergonzosa. La carta de renuncia del correveidile no ha podido ser más desafortunada, y a ojos de cualquier aficionado al Derecho, incluso punible. Luego lo analizaremos. Y si ya resulta enojoso escuchar a alguien que presume de décadas de periodismo destrozar como él hace las más elementales construcciones gramaticales, leerlo confirma que, efectivamente, debió aplicarse cuando tocaba al aprendizaje básico del lenguaje, o haber encontrado algún hueco entre visita a La Moncloa y al Camel Trophy para leer algún buen libro. Ahí va un botón de muestra: “¿Me pregunto por qué una persona tan normal como soy yo puede generar cuatro páginas del Canarias7 contra mi nominación?” Evidentemente, los signos de interrogación son del autor de la carta, que ya forma parte del acervo documental del Parlamento de Canarias. Lo peor es que ninguna de las personas que leyó la carta antes de meterla por registro fue capaz de explicarle que las afirmaciones no van ente signos de interrogación aunque incluyan el verbo preguntar. A ver, Juanito, o te lo preguntas o te preguntas si te lo preguntas. Y si te preguntas si te lo preguntas el resultado es tan calamitoso que te devuelve el planteamiento a la casilla de salida.
La cruzada de Soria contra ‘Canarias7’
La carta de renuncia de Juan Santana al Consejo Rector de la RTVC no es más que un instrumento que utiliza José Manuel Soria para atacar al que de un tiempo a esta parte parece haberse convertido en su bestia negra: el presidente de Canarias7, Juan Francisco García. En ningún momento Santana reconoce que su nombramiento fuera inadecuado, que quizás su partido debió pensarse mejor la orden soriana de imponer a un militante que, además, ocupa un cargo ejecutivo dentro del Partido Popular, nada menos que el de jefe de prensa. Una confluencia de factores que lo incapacitan para ser neutral en sus posiciones dentro de un medio de comunicación público que obligatoriamente ha de hablar de los partidos políticos y de sus líderes. Lejos de entrar en el fondo de esa cuestión tan espinosa, Santana dedica los dos folios de su misiva a atacar a Juan Francisco García con una mezcla perniciosa de mentiras, verdades y medias verdades que solo persiguen deteriorar su imagen acusándole de algunos comportamientos que podrían entrar en confrontación con el derecho al honor y, lo que es peor, con los delitos de injurias y calumnias. En esencia, la tesis que despliega este sujeto es la misma que en su día expuso Soria en un programa de TVE, El Debate, cuando acusó al director de Canarias7, Francisco Suárez Álamo, de defender el actual modelo televisivo porque la empresa editora de su periódico tiene participaciones en la adjudicataria del contrato de prestación de los servicios informativos de la tele canaria. En su empanada de datos falsos o incorrectos, autobombo y venganza, mete por medio a Canarias Ahora atribuyendo a dos periodistas (uno ya ausente y el otro presente) de ser los autores de un texto que no les pertenece. Hasta ahora sólo se había atrevido a largar esa retahíla en algunas entrevistas radiofónicas, pero ahora ha traspasado un umbral muy singular: lo ha puesto negro sobre blanco, lo ha firmado, lo ha metido por el Registro de una institución pública y, a pesar de figurar bajo el epígrafe de “privado” en los escritos dirigidos a la Mesa del Parlamento, lo ha aireado convenientemente. O tratado de airear, que ésa es otra.
Le colgó el teléfono a Evaristo
Como hiciera cuando vio publicada su propia caricatura en los medios informativos tras su denigrante comparecencia en la Comisión de Control de RTVC del Parlamento, Juan Santana también llamó este viernes a las radios para explayarse. Sólo que en esta ocasión, contraviniendo preceptos básicos del periodismo radiofónico, lo que pretendía era leer los dos folios de su carta al estilo de las declaraciones sin preguntas de algunos de sus políticos más admirados. En Ser Las Palmas lo intentó con Evaristo Quintana (Hoy por Hoy El Drago), pero al tercer párrafo ya estaba el director del programa carraspeando para que le permitiera hacerle un par de preguntas. Juan Santana se molestó de manera ostensible y le entró a Evaristo Quintana acusando a la Cadena Ser de coartarle su derecho a la libertad de expresión: “De acuerdo, como la libertad de expresión de la Cadena Ser es la que es, yo, Evaristo, muchas gracias, y esto ha sido todo, hasta luego, adiós, adiós, hasta luego”. Tu-tu-tu-tu… Menos mal que, como él mismo se define en la carta hasta en media docena de ocasiones, es una “humilde persona” que solamente pasaba por allí y, porque el sistema es como es, ha acabado siendo una víctima propiciatoria. Pero, de verdad, oye, escuchar a Juan Santana pregonando derechos como el de la libertad de expresión resulta insultante. Este señor ha sido un brillante ejecutor de las imposiciones totalitarias de su jefe, José Manuel Soria, contra todo aquel medio informativo, periodista o editor que haya osado enfrentársele. Ha actuado como espía escondido, en plan picudo azul, tras una palmera; ha enviado correos insultantes y de contenido explícitamente machista a una periodista que se empeñó durante mucho tiempo en desenmascarar a su señorito. Y ahora, con esta misma carta vuelve a delatarse como un farsante: no puede ser defensor de la libertad de expresión quien se encara con un medio informativo simplemente porque deja de reírle la gracia a José Manuel Soria. Y, a mayor abundamiento, quien claramente está diciendo al mundo que el encargo que tenía en el aun nonato Consejo Rector de RTVC era arrebatarle a Videreport Canarias, empresa participada por Inforcasa/Canarias7, el contrato de prestación de los servicios informativos para dárselo vaya usted a saber quién. A ver si un día tiene suerte y su jefe le cuenta cómo fueron los orígenes de ese concurso, que lo mismo se lleva un disgusto tremendo.
Antonio Alarcó, a por la pedrea
Las decíamos aquí mismo el otro día que Antonio Alarcó había quedado fuera de los planes de José Manuel Soria en aplicación de la doctrina imperante de no ponerle muchas dificultades electorales a Coalición Canaria en Tenerife, es decir, a ATI. El senador y portavoz del PP en el Cabildo aspiraba a repetir en esa Corporación y a ser incluido en la lista al Parlamento de Canarias a la espera de lo que pudiera ocurrir en noviembre con sus aspiraciones senatoriales. Como alternativa, estaba dispuesto a aceptar la candidatura a La Laguna a cambio de su presencia en el Parlamento, petición esta última que se le denegó. Por eso quedó en el aire el nombre de la persona que habría de optar a esa alcaldía que se presenta tan cuesta arriba a los populares. Pero ese bloqueo ha dado un giro inesperado las últimas horas y ahora parece que Alarcó ha aceptado ser el adelantado en la ciudad del Adelantado –y sin doblete-, seguramente porque el presidente insular del PP ya reparó en que Cristina Tavío podía convertirse en una sombra influyente si conseguía su propósito de colocar allí a su amiga Ana Zurita mientras ella repite a Santa Cruz de Tenerife. Demasiado control metropolitano en esas únicas manos. Así que, a falta de la ratificación oficial correspondiente, el dos veces doctor Alarcó se dispone a un imponente reto: sacar al menos los mismos concejales que su antecesor, Pedro Suárez, tantas veces leal conductor del flamante candidato. No lo tiene fácil, pero el senador es un hombre sin miedos. Lo otro era quedarse sin ningún puesto local y con la incertidumbre de un pinchazo en las generales de noviembre
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