Conscientes de lo impopular que es criticar la deriva de las víctimas del accidente del JK 5022, es imposible dejar pasar sin un mínimo comentario la actitud mostrada estos últimos días, especialmente este mismo miércoles, por la presidenta de la asociación que las engloba, Pilar Vera. Suponemos que con el respaldo de todo el colectivo, la señora Vera se ha dedicado a despotricar sin ningún tipo de recato contra las instituciones públicas que tuvieron, han tenido y siguen teniendo que ver con la atención a esas víctimas, para en contraposición adular sin disimulo a los nuevos dirigentes públicos del Partido Popular. Este miércoles la ingratitud y el sectarismo de esta señora rebasaron todos los límites en el extemporáneo acto de inauguración de un monumento en memoria de las 154 víctimas del accidente aéreo del 20 de agosto de 2008. Se celebró tal acto ayer, 30 de noviembre, sin que haya efeméride conocida que lo justifique, en presencia del alcalde de Las Palmas de Gran Canaria y del presidente del Cabildo de la isla, ambos del PP, con autoridades civiles y militares de la más variada graduación. Despreciando por completo todo lo hecho hasta ahora por las instituciones, Pilar Vera proclamó que hasta ese preciso instante en que descubría la placa conmemorativa, las víctimas habían estado “llorando sin lágrimas y en silencio por la desidia de las Administraciones”. Veamos el tamaño de tanta ingratitud.