Tres artículos, tres, cada cual más duro con la prensa de la provincia de Las Palmas, aparecieron este miércoles en el periódico El Día con el muy encomiable objetivo de mermar el alcance del escándalo de Las Teresitas y contribuir a la larga lista de milagros probados que han protagonizado los empresarios y los políticos implicados en la trama camino de los altares. Nacho González, Andrés Chaves y el mismísimo don Pepito rivalizaban en las páginas de Criterios a ver quién aportaba al debate la excusa más fantástica y creíble sobre lo que se esconde en realidad detrás de los 53 millones de euros que los empresarios se niegan a devolverle al Ayuntamiento a cambio de que éste reponga la legalidad y les entregue las inservibles parcelas de primera línea de playa. Chaves, esta vez en su papel de Chaves y no en el de Roger, clamaba en su artículo por “saber qué extraña vela le han dado en este entierro a la prensa de Las Palmas que, por lo que parece, sigue directrices espurias para que nuestra playa no exista, para que se derribe un edificio de un arquitecto de la categoría de Perrault y para que la capital tinerfeña muera. Y para que nuestros principales empresarios sean enterrados en su arena”. Puro pueblerinismo, como observarán. Todo vale si hay arquitecto estrella y empresarios dadivosos. Ni una sola mención, naturalmente, al quebranto económico ni a la solución devolución de los dineros públicos en aplicación de la sentencia del Supremo. Suponemos que si los empresarios tuvieran que rascarse el bolsillo, todos los agraciados con la pedrea de la Lotería tendrían que hacer lo propio. Y no es plan.