No todo lo público en el ojo del huracán es un banco, y no todo lo público tiene que investigarse en el concreto ámbito de los dineros. Hay una cosa que se llama gestión cuya exigencia de diligencia se nos escapa sin querer mirando como miramos para otros lugares que parecen más importantes. Por ejemplo, miremos nuevamente a Gesplan. La empresa pública dependiente del Gobierno de Canarias requiere, como lo de Bankia en Madrid, de una comisión de investigación en el Parlamento para que quede explicado con luz y taquígrafos cómo se metió a esa mercantil en un berenjenal y cómo es la fórmula diseñada para salirse de él. A sus rectores se les oyó decir recientemente que contratarían con profesionales de fuera el 70% de sus trabajos, lo que llaman en fino externalizar. ¿Corren el riesgo de estar contratando a los mismos trabajadores suyos disfrazados de autónomos , con lo cual se meterían en otro problema -ahora laboral- por fraude de Ley en la tramitación del ERE? La opacidad es tal que un consejero pidió en enero la lista de contratos externalizados y es la fecha que es que sigue sin facilitársele tan sensible información. Y decimos un consejero, un vocal del consejo de administración, que no un periodista. También pediremos la lista, a ver qué encontramos.