El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Jorge Rodríguez y la dignidad
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Es lo que nuestros abuelos llamaban honradez, el término clásico que se refiere a honrar tu trabajo, la ley y las buenas costumbres; respetar lo ajeno, lo que es de todos, lo que ponen en tus manos para que lo gestiones; no buscar atajos para llegar, anteponer los escrúpulos a la riqueza. Para la honradez se ha perdido a un buen puñado de hombres y mujeres que en los tiempos del becerro de oro prefirieron mamar, atesorar, amasar compulsivamente. Y se ha perdido la vergüenza, la que te obliga a reconocer con valentía que te has equivocado, que te han cogido en actos que deshonran tu trabajo, infringen las normas y las buenas costumbres, traicionan la confianza depositada en ti y te dibujan como un personaje sin escrúpulos capaz de cualquier cosa con tal de tener más dinero que ninguno. Es el retrato que se apreció este martes en la tribuna de oradores del Parlamento de Canarias cuando subió a ella el portavoz económico del Partido Popular, Jorge Rodríguez, quien 24 horas después de conocerse las graves acusaciones que vierte contra él la Fiscalía Anticorrupción, aún sigue cobrando de los contribuyentes canarios por ejercer un puesto del que no es honrado merecedor. Su partido, el PP, está tardando demasiado en exigirle su dimisión porque los hechos que la Policía, los dos jueces instructores y el fiscal han analizado y dado por probados son suficiente motivo para apartarlo definitivamente de la gestión de lo público. Porque no son delitos cometidos en el ejercicio exclusivo de su actividad particular, sino relacionados con su aprovechamiento del mismo cargo que ahora ocupa, debe marcharse porque no es un hombre honrado. Por dignidad, don Jorge, váyase para su casa.
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