El primero en reaccionar, tan solo con los primeros datos que arrojaban los teletipos, fue Paulino Rivero al ser abordado por los periodistas al término del acto de apertura del año judicial en Canarias, una cada vez más solemne pérdida de tiempo que sólo sirve para divertirse escuchando a un fiscal jefe elogiar a la misma Fiscalía Anticorrupción a la que sólo le falta quitarle las sillas para que no se puedan sentar ni siquiera los denunciantes. Y para hacer ejem, ejem por lo bajini cuando el mismo alto cargo judicial pide medidas firmes y efectivas para luchar contra la corrupción. ¡Ay!, con lo que esa misma fiscalía ha dejado ir de rositas por aquí y por allá. En fin. (Muy recomendable este artículo de Ignacio Escolar al respecto). Tras ese acto tan solemne y divertido, Rivero no se cortó un pelo y lanzó las primeras soflamas, que pronto fueron seguidas por otros miembros del Gobierno y asimilados hasta empezar a conformar un estado de opinión que ha vuelto a ocasionar más problemas en el meridiano cero, o de Grinich. Una de las primeras y más airadas reacciones la protagonizó sin embargo el secretario de Organización del PSOE canario, Julio Cruz, pero no contra los Presupuestos del Estado (aunque colateralmente sí), sino contra “la política de tasas aéreas, la disminución de las bonificaciones al transporte y una política de recortes especialmente dura con esta comunidad autónoma”. Cruz se entretuvo en culpar a esa actitud centralista de la pérdida de 40.000 turistas peninsulares el pasado mes de agosto y, por supuesto, de que cada vez nos cueste más a los canarios (un 45% de subida) atravesar ese cacho de mar que transcurre paralelo al meridiano cero, o de Grinich. Sin conocer aun lo que se nos venía encima con los Presupuestos del Estado, el parlamentario gomero ya se había echado al monte y amenazado al Ministerio de Fomento con imponer la cogestión de los aeropuertos de las islas en aplicación de esa potestad que, recordó, admite el Estatuto de Autonomía. Repetimos, Julio Cruz es del PSOE.