No debería prestarse a chiste que Argentina nos saque varios cuerpos de ventaja en la aplicación de la justicia, en la exigencia de responsabilidades a los fascistas que dirigieron aquel país y que poco a poco van respondiendo ante los ciudadanos por sus delitos, por sus crímenes contra la humanidad y sus vergonzosos atropellos. Pero la condena a 50 años que le acaba de caer al dictador Videla (imposible colgar el ex a quien debe llevar ese estigma en la frente por siempre) nos permite recordar que aquí, en España, se estigmatiza al que quiere reclamar que se reponga el honor y la justicia a los que sufrieron los crímenes de una dictadura que los más nostálgicos del lugar se empeñan en tapar e incluso defender, cuando no invocar. Y nostálgicos los hay por todas partes, como puede comprobarse en esta fotografía, tomada hace unos días en las calles de Santa Cruz de Tenerife por un lector habitual de este periódico. Sobre el techo de un Opel Corsa modelo del 92, un cartel en blanco y negro con un retrato de Franco vestido de militar, proclamaba la necesidad del regreso del dictador: “Resucita, el pueblo de necesita”. Y, debajo de la foto, una aportación más concreta: “Queremos hacer una España nueva y grande, una España donde no haya un solo hogar sin lumbre”. Es la adaptación moderna de uno de los eslóganes del franquismo, que añadía la exigencia de que a la lumbre a los hogares se le acompañara una hogaza de pan. Unas frases grandiosas de las que solo hemos encontrado parangón en los editoriales de El Día cuando don Pepito y sus dos boteros de salón tienen flojera independentista, que a veces les pasa, no se vayan a creer.