Es imposible tener la fiesta en paz. Es imposible poder comentar la actualidad de Canarias sin tener que tropezarnos con José Manuel Soria. Ora por la imposición de las prospecciones petrolíferas, ora por cualquier otra de sus ocurrencias reformistas de principios de legislatura, el caso es que resulta del todo imposible sortearlo. Hasta cuando miramos para los juzgados nos lo encontramos recurrentemente, y casi siempre teniendo que ver con oscuros asuntos que nunca han llegado a aclararse del todo, unas veces por imposibilidad manifiesta y otras porque a determinados jueces y juezas no les ha dado la gana de aclararlo. No parece que esa suerte la vaya a correr el caso Canódromo, ensolerado en los dos mandatos de Soria como alcalde de Las Palmas de Gran Canaria (1995-2003), con actores principales tan conocidos por nuestros lectores como Jorge Rodríguez, Curro Fernández Roca y el actual regidor, Juan José Cardona. Pero, como bien cuenta hoy nuestro compañero Alexis González, con la complicidad necesaria del Gobierno de Canarias en tiempos en que controlaban los servicios jurídicos personas tan de la cuerda de Soria como María Australia Navarro, actual presidenta del Grupo Popular en el Parlamento, o José Miguel Ruano, innegable compadre del actual ministro para las verdes y para las maduras. El juez Martín tiene ante sí el enorme reto de desenredar una madeja que algunos altos representantes del Gobierno enredaron en su día para tapar las vergüenzas a Soria y al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Posiblemente todo esté prescrito, pero siempre resulta muy saludable poderlo contar porque la impunidad también se quiebra fuera de los juzgados