En su entrega sin condiciones (al menos que se conozcan) a la cadena RIU, los mandarines de la patronal turística canaria se saltan la irreductible negativa de los mallorquines a negociar cualquier salida razonable, e incluso popular, al engendro hotelero que el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana le autorizó en lugar tan emblemático. Callan que todos los intentos por encontrar una alternativa sin que RIU pierda aprovechamientos ni negocio se han tropezado con la más altanera de las cerrazones. Porque RIU no negocia, exige y ejecuta, en aplicación estricta del derecho de la propiedad y de la concesión normalizada de las licencias urbanísticas cuando se tiene el suelo y el planeamiento soplando a favor. También ocultan cómo la empresa pública Gesplan ha terminado por sucumbir a las exigencias de RIU ante la imposibilidad de que aceptaran cualquier transacción. A la mesa de Rafael Castellano, gerente de Gesplan, han llegado proyectos alternativos del arquitecto de los mallorquines que en lugar de mejorar el adefesio agravan el atentado, renunciando a aprovechamientos laterales a cambio del levantamiento de una torre frente al faro de Maspalomas con una altura muy superior a este. Y obvian, porque sólo quieren ver en este asunto por el lado del fonil de RIU, que la cadena hotelera ha jugado sucio incluso con el destino turístico que están obligados a defender.: los mallorquines han utilizado a su socio TUI para sacar de los catálogos promocionales a los hoteles de Lopesan, a los que no dejan anunciarse ni pagando páginas de publicidad a precio de tarifa. Pero insistimos, no hace falta defender a Lopesan para hacer lo propio con el Oasis de Maspalomas. El Cabildo está obligado a llegar hasta el final con su expediente de protección e intentar con todos los medios a su alcance recuperar ese espacio para el uso público proponiendo convenios urbanísticos de compensación para que los propietarios no se vean afectados en sus derechos. O, en su defecto, denunciar el incumplimiento de la vieja sentencia del Supremo que solo permitía al originario hotel ocupar un espacio libre por motivaciones sociales, revisar las cesiones realizadas por la propiedad, instar al Ayuntamiento a computar bien la edificabilidad y promover ante el Gobierno canario el cierre del actual hotel Maspalomas Oasis por haber sido declarado en ruinas por RIU para conseguir su licencia de demolición. Por cualquiera de estas razones, a Lopesan no le hubieran permitido ni presentar la solicitud de licencia. Y la patronal ni lo defendería.