Pues no, Santiago Pérez tuvo la elegancia de no pronunciar delante de José Miguel Pérez el nombre de Paco Spínola, del que cada día se habla más dentro del PSC y al que se señala, con mayor o menor acierto, como el hombre que mece la cuna del final precipitado de la carrera política del actual secretario general del PSC. Spínola tendrá que ejecutar en breve uno de los planes más impopulares de la efímera presencia de los socialistas en un Gobierno de Canarias, el de la reducción de la Administración autonómica por la vía del despido de trabajadores públicos. La drástica reducción en las transferencias del Estado y la consiguiente rebaja en 575 millones de euros de los presupuestos canarios, se cebará con el departamento de Spínola, la función pública, una bandera que el PSOE había agitado como “intocable”. La primera víctima podría ser la consejera de Empleo, Margarita Ramos, a la ha afectado de modo directo la reducción de 42 a 10 millones de las asignaciones del Estado al Plan Integral de Empleo, lo que vaciaría de contenido el Servicio Canario de Empleo y obligaría a una reconversión laboral brutal. Ramos se siente poco respaldada por el partido que la llamó a formar parte del Gobierno; se ha sentido maltratada por Javier González Ortiz y poco arropada por José Miguel Pérez y Paco Spínola. A quienes la escuchan ha dicho que no podría congeniar su condición de catedrática de Derecho del Trabajo con un ERE en una Administración pública y que antes de ver algo así, se marcha para su casa.