Impasible el ademán, el alcalde de Los Realejos, Manuel Domínguez, que simultanea esa encomienda municipal con la de secretario general del PP tinerfeño, ha asumido las críticas que le han caído por su fichaje estrella. Ya les contábamos aquí el pasado día 13 cómo había sido el nombramiento de José Marrón como director general de Seguridad y Emergencias de un municipio que ya ha pasado al libro de los récords por tal desmesura. Con unos 35.000 habitantes, tener un cargo de libre designación de tantos quilates no abunda en los tiempos tan austeros que corren ni es lujo o capricho al alcance de cualquiera, salvo que tenga un amplio margen para el endeudamiento y la discrecionalidad. Les dijimos también de dónde procedía el fichado, de nombre José Marrón: un veterano agente de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife que un día logró recalar por los servicios de seguridad y emergencias de Canarias, el 1-1-2, hasta que la última remodelación gubernamental, fruto de la salida del PP del Ejecutivo, amenazaba con devolverlo al uniforme y a patrullar la ciudad. Ahora sabemos que Marrón habló con José Miguel Ruano, su seguro protector, a quien tan buenos y tan bien informados servicios prestó durante aquella etapa en que el defrenestrado consejero de Presidencia compadreaba de lo lindo con José Manuel Soria. Y Ruano llamó a Soria para que, por favor, colocara a José Marrón en algún sitio. Y el mejor sitio que se le ocurrió al señor ministro fue Los Realejos, no por que hubiera necesidad maldita, sino porque la ambición de Manuel Domínguez le lleva a decir sí a todo con tal de que en la próxima defenestración de Cristina Tavío alguien le deba un favor de ese tamaño.