Los despropósitos judiciales del caso eólico deberán ser algún día motivo de un profundo estudio judicial. Cuando todo haya prescrito, por supuesto, para que nada pueda perturbar la tranquilidad del sistema corrupto que impera en Canarias y que con Soria como ministro todavía notaremos con más intensidad. Si antes se le tributaba respeto y algo de miedo dadas sus conocidas artes intimidatorias, podrán imaginarse cómo será ahora la transformación de esos sentimientos directamente en terror. No se quedaron cortos tampoco los mecanismos institucionales a la hora de proteger al hoy ministro de las vergüenzas que CANARIAS AHORA -en exclusiva- iba descubriendo del personaje. A la mascarada se unió el Parlamento de Canarias en una sucesión de violaciones de los principios democráticos que dejaron bien a las claras lo que importaba a algunas señorías el prestigio de las instituciones. La comisión parlamentaria de investigación montada al objeto de aclarar al menos las responsabilidades políticas del concurso eólico acabó responsabilizando de todas las actuaciones del PP a un militante de base del PSOE, a la sazón presidente de CANARIAS AHORA, que solo pasaba por allí. Aquellas conclusiones nos inculpaban a nosotros como autores de una gran infamia montada para perjudicar la carrera política de José Manuel Soria, que se convirtió en protagonista principal de aquella grotesca mascarada parlamentaria.