Pero lejos de la consideraciones puramente jurídicas y de diseño del Estado del que forman parte las autonomías, la nueva deriva soriana es políticamente de un cinismo solamente explicable en base a la personalidad del autor de la soflama. Porque su llamamiento a la rebelión se basa en las medidas de recorte presupuestario y de incremento de impuestos adoptada por Canarias pero que ya tomó en su ámbito competencial el Gobierno del que forma parte el señor Soria. Aún peor, la mayoría de las medidas que han tomado todas las comunidades autónomas, incluida la canaria, son consecuencia directa de las acordadas en esos ya temibles Consejos de ministros de cada viernes, que a este paso engrosarán los anales de las historia de terror a la altura de las obras de Narciso Ibáñez Menta. Unas medidas, dicho sea para mejor proveer y jamás olvidar, que se tomaron a la desesperada y con unos escalofriantes meses de retraso por el empeño del PP en darse al patinaje artístico en Andalucía. En fin.