¿Se acuerdan? Corrían los meses previos a las elecciones municipales de 2011 y Corrales era secretario general del PSOE de Santa Cruz de Tenerife. Su partido le pidió que se hiciera a un lado para que Julio Pérez fuera el candidato a la alcaldía, y él, muy disciplinado, accedió. Pero minutos después convocó una asamblea de la Agrupación Local que le proclamara candidato democráticamente elegido por las bases. El resultado fue que las alturas -bien por mentiroso o bien por desleal- le propinaron una patada en el culo y lo expedientaron. Fue entonces cuando este verso suelto en busca de soneto se agrupó con otros defenestrados y montó Socialistas por Tenerife, que se ha terminado hartando hasta el punto de expulsarlo y exigirle que devuelva el acta de concejal y se ponga a trabajar en algo serio algún día. De las habilidades del bufete de Felipe Campos y Antonio Espinosa para colocar en el disparadero a la gente con documentos que parecen una cosa distinta a la que son ya les dimos buena cuenta cuando les contamos hace unos días el affaire de Kanarileaks: dos periodistas confiaron en Espinosa y publicaron a pecho descubierto los papeles de México después de un recorrido alambicado que aconsejaría una revisión completa del quién es quién en esta historia. Los periodistas han quedado en la picota, como queda ahora este verso asonante que es Corrales. Desafina como buen singermorning que es.