Juan José Cardona se ha lanzado a opinar sobre la conveniencia del gas argumentando solamente motivaciones económicas coyunturales, que si la crisis, que si el desempleo, que si las necesidades de inversión que precisa Gran Canaria, aspectos todos ellos extraordinariamente importantes en estos momentos pero que deben ser conjugados de manera imprescindible con otros factores. Por ejemplo, el puramente energético, especialidad de la que el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria presenta una supina ignorancia, como se encargó de acreditar públicamente su compañero de partido Javier Sánchez-Simón, ex presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, que ni siquiera se tomó la molestia de estudiar la tibia propuesta de una regasificadora en el Puerto de La Luz por pura cercanía al absurdo. La ignorancia de Cardona sobre la energía y todos sus aspectos contrasta claramente con los conocimientos adquiridos por Antonio Morales a lo largo de muchos años de experiencia en la materia nutrida gracias a las múltiples jornadas, conferencias, publicaciones, sesiones políticas, etcétera celebradas por iniciativa de la Mancomunidad del Sureste para profundizar en las cualidades de esa zona de Gran Canaria para explotar energías renovables, particularmente la eólica, empeño del que todos nos deberíamos sentir orgullosos por lo que supone de apuesta por la innovación, por la ecología, por la eficiencia y, por qué no decirlo, por la modernidad. Cardona se queda en el regate corto: es Morales y no los tres ayuntamientos de la Mancomunidad (Agüimes, Ingenio y Santa Lucía) quien detiene el futuro con su negativa al gas en el muelle de Arinaga.