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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Nueva Canarias, diez años después

Román Rodríguez saluda a Paulino Rivero.

Román Rodríguez jamás se pudo imaginar en 2005 que su ruptura con Coalición Canaria iba a tardar solo diez años en convertirle en evidente objeto de deseo. Se marchó del proyecto, miren ustedes qué cosas, por considerar que perdía sus esencias, que abandonaba el nacionalismo progresista para echarse en manos de la derechona más rancia de Tenerife y repartirse el resto del poder con José Manuel Soria, es decir, con el PP. Ya por entonces se estableció el acuerdo tácito entre los mandarines de ATI y del PP que uno no entraría en el territorio del otro, ni en los terrenos minados del otro, ni en las mamandurrias del otro. Y así fue hasta que en octubre de 2010 Paulino Rivero decretó el fin de las relaciones (en realidad fue Soria quien dio el primer paso pensando que todo quedaría en amago) y abrió el pequeño paréntesis que su partido está en estos momentos a punto de cerrar para volver a las andadas. Gracias a aquel conchabo con el PP que parecía eterno, Coalición Canaria se convirtió en la novia por todos pretendida, y ninguna pirueta democrática o matemática era capaz de desplazarla. Ni siquiera el triunfo electoral de Zapatero en 2004 hizo quebrar la voluntad de pactar con el PP, a pesar de los acuerdos internos de que los pactos se hicieran con quien gobernara en Madrid: era tal el rechazo a pactar con el PSOE en Canarias que la dirigencia ática prefirió que Román y sus 3.000 se marcharan que cumplir con sus propias decisiones internas. El expresidente del Gobierno inició entonces su particular travesía en el desierto manteniendo algo que en política escasea: la coherencia con sus propios principios fundacionales y la perseverancia. Diez años después de aquella estampida, Nueva Canarias, el partido de Román Rodríguez, está recogiendo los frutos de su esfuerzo y los de la quiebra que se está generando en Coalición Canaria como consecuencia de sus propias contradicciones y, sobre todo, por la vuelta a la derechización y a los viejos modales.

 

 

 

Candidaturas en todo Tenerife

Las encuestas otorgan a Nueva Canarias una posición de la que no disfruta ninguna de las otras fuerzas con representación parlamentaria: es el único partido que teóricamente va a crecer en número de diputados (puede incluso duplicar sus tres actuales) y que va a obtener representación en muchas más instituciones de las que tiene ahora mismo. En la isla de Tenerife, feudo hasta ahora inexpugnable de ATI-CC, Román Rodríguez y los suyos están haciendo acopio de candidatos a alcaldías y sus respectivos equipos en la práctica totalidad de los municipios. La inminente incorporación de Santiago Pérez en La Laguna pondrá la guinda a una larga campaña de captación de cuadros que no solo provienen de CC (aunque sean mayoría), sino también del PSOE. En el Puerto de la Cruz, Los Silos, Icod, Tacoronte… gente rebotada de CC se alista en las tropas romaníes, mientras que ex socialistas como los de El Tanque hacen lo propio. “Nos estamos alimentando de la izquierda social y del nacionalismo”, repite Román Rodríguez cada vez que se le pregunta. Evidentemente, Nueva Canarias pescará mayoritariamente de Coalición Canaria, especialmente de los pueblos, donde el nacionalismo se entiende de manera distinta al que abandera ATI en Santa Cruz y en La Laguna. Un modelo que los niños finos de la capital llaman “del mago”, en referencia a Paulino Rivero, derrotado a manos de los que ahora recuperan el poder nacionalista tinerfeño para volver a entregárselo al PP allí donde puedan o compartirlo donde sumen lo suficiente.

 

Gran Canaria: no hay cama (y pronto ni gente)

Pero si en Tenerife Nueva Canarias puede abrir una herida importante en los costados de ATI, lo que va a ocurrir en Gran Canaria si nadie lo remedia de aquí a mayo, va a ser una catástrofe para Coalición Canaria. La profunda quiebra que provocó la actual dirección insular en su apoyo al candidato regional Fernando Clavijo se ha visto acrecentada estos últimos días con la designación de Mari Mar Julios para el Parlamento y Fernando Bañolas para el Cabildo. Los compromisos de este último con diferentes comités locales a cambio de su apoyo a la candidatura clavijista y ahora para esas dos investiduras, deberían ser recompensados en las listas cuyas cabeceras se aprobaron el sábado pasado. Pero es imposible que el secretario general pueda atender tantos compromisos como tiene, primero porque las expectativas electorales son francamente malas para casi todas las instituciones en liza, y segundo porque, si fuera al contrario, tampoco habría cama pa tanta gente. Por ejemplo, Bañolas se comprometió con el alcalde de Guía (su ciudad) en guardarle la segunda plaza –tras él- en la lista al Cabildo, pero el comité de Las Palmas de Gran Canaria ya le ha dicho que de eso nada, monada, que es la plaza que más voto aporta y que el dos es para uno (o una) de los suyos. Teniendo en cuenta que en el mejor de los mundos, CC sacará dos consejeros al Cabildo, ¿dónde meter los compromisos con Arucas, Gáldar, Telde, Agüimes y Santa Lucía? Y qué decir de la lista al Parlamento. Las encuestas sacan a Coalición Canaria de cualquier posibilidad, frente a los tres que pronostican para Nueva Canarias, lo que nos conduce a vaticinar que 1) Mari Mar Julios solo podrá ser senadora por la Comunidad Autónoma hasta noviembre; 2) mucha gente de CC empezará en breve a marcharse a Nueva Canarias, y 3) Fernando Bañolas buscará un buen número dos en el Cabildo para –en el caso de que gobierne Fernando Clavijo- pedirle un puesto relevante (presidente de la Autoridad Portuaria o consejero del Gobierno) para que CC-Gran Canaria no quede definitivamente herida de muerte y pueda presumir de un mínimo de representación institucional.

 

Pablo Rodríguez saca su Pablomóvil

Mientras estas cosas ocurren en la cúpula de Coalición Canaria, algunos de sus cargos intermedios empiezan a moverse por su cuenta no vaya a ser que la debacle y las disputas internas los cojan desprevenidos. Es el caso, por ejemplo, de Pablo Rodríguez, candidato nacionalista a la ciudad de Telde, donde ha estado gobernando estos cuatro años con el Partido Popular y hasta el otro día mismo con Ciuca. Es cierto que Rodríguez ha tenido la suficiente habilidad como para no resultar excesivamente identificado con los dos partidos más corruptos de la historia de la ciudad, pero sería bueno que en esta campaña adquiera un compromiso de no volverles a dar oxígeno en lo sucesivo. De momento él ya se ha establecido por su cuenta, y tras su celebrada presentación pública como candidato, hace ya meses, se ha echado literalmente a la calle para contactar con los teldenses. A bordo de un furgón rotulado con su nombre y su lema, y con dos termos de café y un sofá al estilo del chéster de Risto Mejide, el candidato de CC invita a los vecinos a tomarse un café con él “para cambiar Telde”. La cosa tiene su originalidad y su gracia, y no falta ningún detalle, como las tazas rotuladas con la iniciativa. Falta ver cómo pasamos del café al cambio, pero habrá que darle un voto de confianza. Ya opera una página web muy efectiva en la que llama la atención un vídeo en el que la madre del candidato cuenta cómo llevaba desde chico en la sangre el vicio de la política. No hay que olvidar que su padre fue el histórico Juan Rodríguez Betancor, combativo protagonista de la transición en la misma ciudad de la que su hijo quiere ser ahora alcalde.

 

 

Fernando Fraile se cuela en Lopesan

Ya regresaron de los madriles los representantes de instituciones, empresas, organismos y entidades que fueron a representar –dignamente, como siempre- a los canarios a la Feria Internacional de Turismo Fitur. Como saben, en este periódico nos hemos ocupado de informarles puntualmente de las cosas importantes allí acontecidas, sin detenernos en anécdotas de segundo nivel ni en chascarrillos que poco puedan aportar a la causa de nuestra principal industria turística. Manteníamos ese propósito hasta que este lunes, haciendo balance y repasando la inmensa cantidad de material que llegó a nuestras manos, nos tropezamos con esta fotografía que acompaña este comentario. En ella pueden ver al presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas, Fernando Fraile, rindiendo los honores de ordenanza a la reina de España, doña Letizia. Nada que objetar ni al taconazo ni al educado cabezazo que se evidencia, que ya se sabe que Fraile es hombre de buenas costumbres que nunca queda mal en actos protocolarios. Pero nos pusimos a fijarnos en el entorno de la fotografía y descubrimos que tan real saludo se produjo en el stand de Lopesan en Fitur, el único en el que se detuvieron los Reyes en su visita a la feria. Fue una visita programada con antelación por la Casa Real que se conoció horas antes a través de la agenda de la feria, lo que permitió a propios y a extraños posicionarse convenientemente a tiro de besamanos. Uno de esos bien posicionados fue sin duda Fernando Fraile, al que tenemos por uno de los dirigentes empresariales más críticos con el Grupo Lopesan, al que no solo ha abandonado en diferentes polémicas como el Oasis de Maspalomas, sino que ha marginado en la directiva de los empresarios hoteleros para colocar en ella de modo descaradamente preminente a la mallorquina Riu. En el estand de esta cadena esperaban a Fraile, pero Fraile prefirió esta fotografía aunque fuera en territorio comanche porque al fin y al cabo el poder político y el poder empresarial van de aquí para allá, pero la Jefatura del Estado –con permiso de Podemos- parece inamovible. Otros fueron más coherentes, como José María Mañaricúa, que presenciaba la escena de lejos sin prestarse al mejunje.

 

De la Coba, el antisistema capitalista

Las Casas de Bandama es un pequeño asentamiento urbano ubicado desde hace un par de siglos en el filo mismo de la Caldera de Bandama, en su vertiente norte. Son una veintena de casas muy antiguas, muchas de ellas aún con paredes de piedra, donde se vivía plácidamente hasta que a uno de sus vecinos le dio la ventolera de montar en medio del caserío una bodega de descomunales proporciones. El bodeguero se llama Sixto Delgado de la Coba y este fin de semana se convirtió en noticia al conocerse que tiene cuenta en Suiza, que no la quiere regularizar y que, con toda la pasta que maneja, hasta ha cobrado el paro un par de años. Este lunes las Casas de Bandama fueron un trasiego de cámaras y de periodistas que querían conocer de primera mano cómo es Sixto Delgado. Y algunos vecinos, los que no tienen tanto miedo de hablar, lo explicaron con algunos ejemplos muy gráficos. El amor por la propiedad y por el dinero viene de familia: su madre se sentaba junto a las higueras mientras los operarios cogían sus frutos y les obligaba a todos ellos a cantar para evitar que se comieran un solo higo. Los acompañaba incluso a mear –según cuentan los lugareños- para que perdieran el menor tiempo posible. Sixto Delgado, el bodeguero de los 6 millones en Suiza, es un ferviente amasador de fortuna que, además, presume de producir el mejor vino de Gran Canaria. Se ha establecido en la zona como elefante en cacharrería, saltándose la obligación de buena vecindad que debió guardar con quienes han sido siempre vecinos de sus antepasados. Metió con calzador una inmensa bodega en medio del caserío y ha presionado a los vecinos para quedarse con todas las viviendas para hacer allí un poblado turísticamente bello. Estamos ante un capitalista antisistema, que por un lado es capaz de enfrentarse al fisco y a las leyes españolas para presuntamente evadir impuestos, y a su vez captar más de 300.000 euros en subvenciones de la Unión Europea para montar y relanzar su negocio, mientras en su web se queja crudamente del “afán intervencionista de las administraciones” y se declara contrario a un fenómeno que llama “subvencionismo”, que no es otro que la política de las subvenciones de las que su bodega se aprovecha. Considera que esas políticas, junto a la utilización masiva de la uva listán negro, son “un retraso para nuestra industria” y han conducido a “un fracaso total, evidenciado en la calidad de los vinos producidos recientemente en nuestra isla”. Es curioso: presunto evasor fiscal, beneficiado por las subvenciones (ha cobrado incluso el paro) y contrario al intervencionismo de las administraciones y a su política de subsidios. Un antisistema puro, oye.

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