A río revuelto, ganancia de Nueva Canarias. Ese podría ser perfectamente el eslogan de esta temporada invernal en la isla de La Palma, donde parece crecer el partido de Román Rodríguez por el doble efecto que provocan las actitudes de Antonio Castro y los suyos y las acciones de captación que hace la formación nacionalista alternativa. Al dimitido Miguel Ángel Pulido, sin ir más lejos, se le pudo ver recientemente sin ningún tipo de disimulo en una reunión celebrada en diciembre pasado en la isla de La Palma con Paco Santiago y Carmelo Ramírez, dos de los más activos valores asamblearios de Nueva Canarias, ex de Ican, donde más de una asamblea se gozaron todos juntos. Y se le verá nuevamente, sin duda, el próximo día 24 (Casa Salazar, siete de la tarde) en la conferencia de Román Rodríguez que, con el título de Los retos de Canarias, ya se está divulgando por las redes sociales. Debe ser cosa de Melo Martín, ex diputado, que ya pidió la baja de CC en San Andrés y Sauces y se está convirtiendo, junto al ex socialista Argelio Hernández Ortega, en el aglutinador hacia NC de los descontentos de CC. Faltan incorporaciones aún por celebrar, como la de la mencionada Maeve Sanjuán (“No voy a cambiar una situación de imposición por otra situación de imposición”, sostiene en lo que le aclaran si el invento de Román no acabará siendo lo mismo si se conchaba con CC); o Rosa Pulido, parlamentaria regional y hermana del voluntariamente irradiado Miguel Ángel Pulido. Por no mentar al popular José Luis Perestelo, que está tan lejos de Coalición como cerca de Nueva Canarias, sin dar aún el salto definitivo. En un limbo de momento indefinible podemos situar a otros capos cañoneros de la vida política palmera, como Felipe Hernández, ex presidente del Cabildo por el PSOE, de cuyo destino inmediato se hacen cábalas sin fin por culpa de su propia indefinición: amenaza con incorporarse a Nueva Canarias al día siguiente de almorzar con Nacho González, del Centro Canario de Nacho, o de hacer una carantoña al PP y otra a CC de igual inconsistencia política. Hernández se acaba de jubilar como docente y se le notan muchas ganas de hacerse notar. Lo evidenció en la última reunión del Consejo Social de La Palma, donde no hubo punto del orden del día que no gozara de su pronunciamiento. ¿Y Antonio Castro? Más contento que unas castañuelas. Parece no importunarle en absoluto ?más bien lo contrario- la fuga de dirigentes. Se conforma con controlar el poder que controla y con tener un lugar en el paraíso que ahora ya no le promete Mauricio, sino la pareja Oramas-Clavijo.