El papelón que se presenta ahora a las fuerzas políticas sentadas en la Mesa del Parlamento (CC, PSOE y PP) es de traca. No pueden cambiar su criterio así como así (salvo nueva chapuza jurídica), por mucho que el Gobierno de Canarias, en su reunión del pasado día 11, haya decidido dar marcha atrás e interpretar de un modo opuesto el informe de Hacienda que le había conducido a decir que no a la ILP. Ese acuerdo, certificado por González Ortiz, ya está en el Parlamento, pero para que la Mesa cambie su decisión y admita ahora la ILP es necesario que sus promotores vuelvan a presentarla alegando un nuevo escenario, conocido a través de los medios informativos, o que el pleno del Parlamento, solemnemente constituido, debata y vote el recurso de queja presentado por los promotores de la iniciativa. Descarten ya la primera opción, una nueva presentación de la ILP, porque eso supondría otros dos años de vacilón. Y piensen en el panorama político que se le presentará a las fuerzas mayoritarias autoras de esta pifia comiéndose con papas en sesión plenaria, con luz y taquígrafos, un recurso de queja redactado nada menos que por Santiago Pérez. Desde ahora les deseamos que les aproveche. Y que se lo piensen mejor la próxima vez.