Todas estas decisiones involucionistas ya están publicándose en el Boletín Oficial del Estado, que a este ritmo va a volver a ser una publicación repudiada por los españoles, como en lejanas calendas. En el BOE, por cierto, se manifestó el penúltimo ridículo público de nuestro queridísimo premio gordo, José Manuel Soria, a cuenta de las durísimas decisiones anunciadas con fanfarria, banda y gastadores contra la República Argentina. Ya les dijimos aquí en su día que cuando un país soberano quiere plantarle cara a otro país soberano a cuenta de unos derechos que considera propios, ha de medir primero sus fuerzas, las fuerzas que piensa recabar de los hipotéticos aliados, las represalias que puede imponer y las que la otra parte contratante puede imponer en equitativa respuesta. Pues bien, la primera consecuencia grave tomada por el Gobierno de Mariano Rajoy, de todas aquellas que desde Polonia anunció con tono grave y desafiante el ministro Soria, ha sido reducir la importación de agrocombustible desde Argentina. La decisión ha sido encajada con buen humor por Cristina Fernández, que ya ha dicho que el consumo interno asumirá la producción que no se exporte, y con algo más de cabreo por el campo español, que verá incrementados los precios de las materias primas, al tiempo que los naturales socios de nuestro país se toman con bastante filosofía nuestras exigencias de castigo a la populista presidenta argentina.