El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Con permiso de la Ley y el Orden
La Fiscalía en Canarias ni está ni se le espera, oiga. Así de claro ha dejado este jueves el jefe del Ministerio Público, Vicente Garrido, la posición de quietos todos en la que se quedarán, de no mediar denuncia formal, los fiscales de las Islas ante la muerte de una bebé debido a una cardiopatía congénita y que debió ser operada de urgencia hace días por ese servicio de quita y pon en el que se ha convertido Cirugía Cardiaca Infantil. Los fiscales no van a actuar de oficio, la Consejería de Sanidad emite comunicados de copia y pega y hasta el portavoz del Gobierno de Canarias, Martín Marrero, los replica advirtiendo, de paso, a quienes conculcen la protección de datos de los pacientes, para dejar claro que las cosas de hospitales, mejor no menearlas más de la cuenta. La Ley y el Orden parecen estar de acuerdo esta vez en ponerse, cómo no, al servicio de no montar un cirio con el desastre que se ha provocado en Sanidad, y por encima de cualquier interés real por investigar qué pasó realmente para que una lactante muriera antes de ser operada, aquí o en Pekín, se prefiere dar la impresión general de que se trata de un tema tan delicado que mejor dejarlo estar. Pues va a ser que no, porque tanto las asociaciones de padres como los médicos afectados por estas medidas de recortes y acuerdos externalizados están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias, con la Ley en la mano y con Orden en todas sus acciones futuras. Hasta que alguien responda a tanta miseria.
ESA INCOMPRENSIBLE FORMA DE ADMINISTRAR
No se trata de revelar el secreto de Fátima
Bien, dado que la Consejería de Sanidad y hasta el portavoz del Gobierno de Canarias se han decantado por mostrar su postura oficial de un modo generalizado, sin entrar al detalle de un caso sangrante, generalicemos: empieza a ser una vergüenza insostenible, una auténtica e insoportable tomadura de pelo, que tanto gabinetes de prensa al servicio y bajo pago de la Administración Pública de todos los contribuyentes o incluso altos cargos de los poderes del Estado, en todas sus vertientes, se dediquen por su cuenta y riesgo a decidir qué debe hacerse público y qué es mejor dejar oculto en un cajón perdido de una oficina de una planta de esos cientos de edificios que albergan a tanto diligente servidor de lo nuestro. Como si del secreto enésimo de Fátima se tratara y la Cristiandad dependiera de entender bien su interpretación correcta. O una auditoría de 2006 también, por ejemplo. Es esa incomprensible forma de administrar los recursos de todos, también la información de lo que ha sucedido, lo que hace más irritante al administrado que un posible error casual cualquiera se convierta, por obra y gracia de actitudes, así, tan generales como esta, en un casus belli con el que habrá de cargar la Administración Pública. A no ser que también la Fiscalía, cuando llegue el momento, mire para otro lado. Tienen un problema gordo y no quieren darse cuenta, señores.
MARRUECOS SE TOMA EN SERIO EL CASO PATERA
Con Su Majestad hemos topado
Palabras mayores, señores. El Reino de Marruecos se ha tomado en serio el caso patera, ese lamentable accidente de diciembre pasado entre una patrullera averiada de la Guardia Civil y una barquilla con 25 inmigrantes a bordo, que acabó con un muerto, varios desaparecidos y una ristra de decisiones gubernamentales españolas cada vez más puestas en entredicho. Es ahora el propio reino alauita el que se interesa por la suerte de sus compatriotas de Sidi Ifni, a la vista de la escandalera montada por la divulgación del video que contradice la versión oficial del accidente, y también las afirmaciones de la juez instructora de que no era capital visionar esas imágenes para determinar que nada del otro mundo había pasado aquella noche fatídica en aguas de Costa Teguise. La cosa empieza a cobrar cuerpo escandaloso y hasta el embajador del Reino de España en Rabat ha tenido que dar explicaciones sobre lo sucedido al ministro de Asuntos Exteriores. El enredo empieza a ser colosal, desde la primera versión edulcorada de la Guardia Civil, cuando vino a decir a la Policía Nacional que la patera estaba ahí, volcada en el mar, cuando se la encontraron de frente, hasta las interpretaciones chabacanas que sobre la jurisdicción en materia de inmigrantes se hace por parte de legos de tres al cuarto. Dice Marruecos que el impacto mediático que ha tenido la noticia en su país, por el “drama humano” que ha supuesto, merece incluso el interés particular de Mohamed VI. No es para menos.
LA PASIÓN OCULTA DEL JEFE DE PRENSA DEl TSJC
Olores a literatura de la buena
Ha sido el descubrimiento del invierno, que la primavera todavía no ha llegado: Gonzalo Pérez Ponferrada, director de comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), ese hombre que se pelea con los periodistas y los jueces, de un lado para otro, a cuenta de las noticias que unos quieren dar y los otros, mejor que no, tiene una pasión oculta que ya lo es menos desde esta semana: escribe, y bien, relatos apasionantes que ha condensado en un primer libro presentado el pasado miércoles en Ámbito Cultural de El Corte Inglés, en Las Palmas de Gran Canaria. Hizo de maestros de ceremonias el juez Miguel Ángel Parramón, junto al también magistrado y ahora viceconsejero de Justicia, Pedro Herrera, y ante una nutrida representación de periodistas y jueces, Gonzalo destapó parte de Los olores de Teodora Castro y otros sucesos extraordinarios, su libro de relatos mágicos y muy reales, como de la vida misma, aunque haya cadáveres incorruptos que todavía huelan a sexo, que ha ido pariendo en sus ratos libres. Muy recomendable, para estos tiempos brutos que siguen corriendo, sumergirse un rato en los entresijos de Gonzalo Pérez Ponferrada, en lo que le volvemos a pedir por el conducto oficial el enésimo auto judicial. Enhorabuena.
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