No hay manera de templar los nervios en el entorno del periódico El Día, al que le han salido unos simpáticos satélites internáuticos financiados por el PP con el noble fin de que algunos coman caliente al menos una vez al día y, de paso, den rienda suelta a sus ansias de venganza contra Paulino Rivero. A don Pepito ha vuelto a hacerle puñetera gracia una sentencia judicial, la que le acaba de condenar a pagarle 100.000 euros a Ángela Mena y a una hermana y una cuñada del presidente de la Comunidad Autónoma. Dice que así cualquiera, que con la gente que hay en el paro no hay derecho que haya alguien que quiera cobrar sin trabajar. Él es así, y si sigue con esas ocurrencias va a seguir enriqueciendo de manera extraordinaria a determinados despachos de abogados de una eficacia que nos tiene maravillados. Pero mientras don Pepito se corta las venas y pide a sus asesores que le repitan mil veces que no va a tener que pagar ni un euro (ellos se lo repiten pero aguantando la risa hasta el límite mismo del ataque de nervios) la vida continúa fuera de su despacho de la avenida de Buenos Aires. Continúa, por ejemplo, en la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Santa Cruz de Tenerife.