También debe ser regeneración colocar como secretario general del PP de Gran Canaria a Lucas Bravo de Laguna, uno de los prototipos más evidentes de político contaminado, que a pesar de su juventud representa los más indecentes y deleznables hábitos de la política. Chulo, pendenciero, inculto, soberbio, sectario? Lucas Bravo de Laguna va a dejar el municipio de Santa Brígida hecho un solar que ni siquiera se podrá urbanizar por su absurdo desprecio a la legalidad vigente y a quienes tratan de hacerle ver sus peripatéticos errores. Un político inmoral que con dinero público ha comprado emisoras de radio, editado revistas de autobombo o distribuido panfletos insultantes contra sus adversarios. Un chiquillaje muy peligroso para el interés general que se salva de citaciones por imputaciones policiales por oportunas llamadas desde la Delegación del Gobierno, que para eso es hijo de su padre. Y su padre quiere que se dedique profesionalmente a la política ante la triste evidencia de que no habrá de servir nunca para otra cosa. Ambos, los Bravo de Laguna, aparcan de momento las pretensiones de colocar al niño de presidente insular. No era aún el momento, que Soria vigila, pero es el secretario general del PP grancanario y su profesionalización política no ha alcanzado todavía su cénit.