La regeneración de la que con tanto desparpajo habla María Australia Navarro debe ser la que está poniendo en práctica su admirado y reverenciado líder regional, José Manuel Soria, que se está ocupando, con la meticulosidad del maniaco obsesivo, de patear a los canarios a través del culo de Paulino Rivero. Como si toda esa batería de medidas tan perniciosas para la maltrecha economía de las islas sólo perjudicara a la unidad familiar o a la estabilidad del partido del presidente del Gobierno. Medidas como las tasas aeroportuarias, el freno a las renovables, las prospecciones petrolíferas o los dramáticos recortes de todo tipo en partidas que en Canarias son de vida o muerte (políticas activas de empleo, educación o sanidad) no acaben siendo pagadas por los sectores más débiles de la sociedad, por los desempleados, por los expulsados del sistema, por la inmensa mayoría de la clase media canaria, por los trabajadores públicos y hasta por los empresarios, especialmente los turísticos. Por no hablar de los palos a las ruedas en cualquier asunto que se plantee. Ahora le toca al REF, que no es el que le gusta el niño, vaya por Dios. Hay que ser muy mala persona para poder llegar a ser tan mal político. O viceversa.