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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

La ‘nueva’ tele aprueba las cuentas de Willy García

Los consejeros de la Radiotelevisión Canaria junto a los Los expresidentes del Gobierno regional, Paulino Rivero (c), y del Parlamento autonómico, Antonio Castro. (EFE/Cristóbal García)

De la gestión de Guillermo García, ex director general de la Radiotelevisión Canaria, están dando cuenta, por este orden, algunos medios informativos de las Islas y el Cuerpo Nacional de Policía a instancias del Ministerio Fiscal y de una juez de Instrucción de Santa Cruz de Tenerife. Nuestra hemeroteca puede ser de gran ayuda a todo aquel o aquella que quiera ilustrarse al respecto. Digamos a título de resumen que ha habido unos cuantos contratos que están bajo sospecha porque corresponden a programas que o bien no se emitieron o bien costaron un ojo de la cara (y la yema del otro) incluso para época de vacas gordas, que no las hubo precisamente durante mucho tiempo durante el mandato de este hombre. García está llamado ya a declarar ante la jueza por malversación de fondos públicos, lo que seguramente nos permitirá a todos saber a) si hizo lo que le atribuyen, b) si se confirma que lo hizo, por qué lo hizo, y c) si lo hizo y cuenta por qué lo hizo, si se va a comer el marrón él solo o pedirá a alguien más que arrime el hombro en momentos tan atribulados. La gestión de Willy García en RTVC no ha sido puesta en tela de juicio solamente al final de su mandato: el consejo de administración de ese ente, elegido por el Parlamento de Canarias, se dedicó durante años a afearle su comportamiento y a tumbarle una tras otras sus propuestas, tanto de programación como económico-financieras. O al menos una buena parte del consejo de administración mientras duró y tuvo quórum, porque desde septiembre de 2014 quedó desarticulado al dimitir el vocal más combativo, Miguel Guerra García de Celis, de Nueva Canarias. Con la aprobación de la nueva ley de radiotelevisión canaria y el polémico nombramiento de un nuevo consejo rector y un presidente que sustituyera a García se suponía que las cosas iban a enderezarse, pero de momento no tenemos muy buenas noticias: hace unos días, el consejo rector aprobaba las cuentas de Willy García correspondientes a 2014, ejercicio económico en el que se celebraron algunos de los contratos más comentados por la prensa estos últimos meses.

Un vocal por partido

De los cinco vocales que constituyen el consejo rector de RTVC, tres votaron a favor de las cuentas del ente, causalmente un representante de cada uno de los tres partidos políticos que los propusieron: María Antonia Álvarez, por Coalición Canaria; María Lorenzo, por el PSOE, y Alberto Padrón, por el Partido Popular. Se abstuvo el presidente, Santiago Negrín, propuesto por CC, y María José Bravo de Laguna, propuesta por el PP, votó en contra. Los vocales que dieron su voto positivo se cercioraron de que constara para la posteridad que apoyando las cuentas no apoyaban ni los actos, ni los contratos ni los negocios de Willy García, una advertencia absolutamente inútil porque ni era preciso aprobar esas cuentas para que la compañía pudiera seguir operando como hasta ahora (con las cuentas de 2012 y 2013 suspendidas) y, lo que es más evidente, por mucho que quien apoya unas cuentas quiera desmarcarse, en ellas se refleja toda la actividad de un año, desde los contratos a los negocios, pasando por supuesto por los actos. No tendrán responsabilidades penales ni mercantiles quien así actúe, pero desde luego incurre en una contradicción política de agárrate y no te menees. Y no pueden alegar ninguno de los allí presentes que no les anima en su cometido ninguna acción política porque eso equivaldría a negar completamente su nombramiento y, por lo tanto, su existencia como vocales. Todos ellos parecieron gozar de autonomía ante la decisión tomada, al menos en el caso del PP y de CC, cuyos miembros votaron en sentido contrario. Llama la atención el voto del vocal Alberto Padrón, del PP, que está arrasando dentro de RTVC con sus excursiones inquisidoras por todos los departamentos del ente. Es auditor fiscal, tan auditor fiscal que a la hora de emitir su voto olvidó que allí no está para bendecir una auditoría contable, sino para avalar políticamente unas cuentas que toda Canarias cree que deben ser revisadas con lupa. Por cierto, ¿ya encargaron la auditoría en profundidad que habían anunciado? ¿A qué auditor?

Clavijo y la moratoria turística

La entrevista más directa de cuantas se han hecho hasta ahora al nuevo presidente de Canarias, Fernando Clavijo, ha sido la de Txema Santana en El País. Directa, sin circunloquios, el periodista va al bollo del cogollo del meollo para conocer aspectos muy concretos de la gestión que se nos avecina. Por ejemplo, ¿son muchos, pocos o impermeables los turistas que visitan Canarias cada año (13 millones?; ¿es usted independentista o aquello que leímos en los noventa fue una fiebre pasajera?; ¿va a apoyar la reforma de la Constitución que propone Pedro Sánchez? Pero si el periodista es directo, el presidente parece no querer quedarse atrás. Para ir desbrozando el terreno, digamos que Clavijo ya no es independista, que no se considera un buen orador (ya aprenderá) ni piensa gobernar a golpe de titulares (si lo dejan). En lo verdaderamente importante, bueno es saber que a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, le ha salido un sutil competidor en las Islas Canarias a favor de limitar el número de turistas para preservar algunos valores y factores que ambos dirigentes, por distintos motivos, ven peligrar. Mientras que Barcelona tiene casi 70.000 camas, Canarias roza el medio millón; Canarias recibe 13 millones de turistas y Barcelona casi 8, la mitad de los que eligen Cataluña para sus vacaciones. La presión que ejercen de los turistas sobre la capital catalana se ha convertido en una queja constante de los barceloneses, especialmente en los barrios históricos donde muchos apartamentos turísticos sin regular han provocado incluso enfrentamientos entre vecinos y turistas. En Canarias, al menos que se sepa oficialmente, no existe una presión excesiva por encontrarse muy dispersas las ciudades turísticas, pero es cierto lo que sostiene Clavijo: no se corresponde el número de turistas con los ingresos que dejan ni con el empleo que general el sector, y el medio ambiente isleño se resiente ante la demanda de recursos naturales. Pero, ¿cómo es la moratoria que tiene el presidente canario en la cabeza de la que tan poco se ha hablado hasta el momento?

Cuatro estrellas y renovación

Fernando Clavijo se queja especialmente de los hoteles todo incluido, aquellos de los que no salen los turistas ni para ir a tomarse unas cervezas a un local ajeno al establecimiento que han dejado pagado en su país de origen al turoperador. Y tiene razón. Lo malo va a ser conjugar ese deseo presidencial con los intereses del sector y con la manga ancha que proclaman él y su partido respecto a la planificación urbanística. Porque acabamos de salir de una agria polémica que condujo a su predecesor, Paulino Rivero, a un duro enfrentamiento con las patronales turísticas al limitar las autorizaciones a nuevos hoteles de cuatro estrellas, que vienen siendo donde se concentran muchos todo incluido. Esas presiones, sobre todo provenientes de Gran Canaria, desembocaron en que se abriera la mano y se impusiera finalmente el límite en unos estándares de calidad que ni han quedado perfectamente delimitados ni se conoce dios que pueda aplicarlos con un criterio creíble de autoridad. Pero si, como el mismo Clavijo enfatiza durante su entrevista, piensa otorgar a los ayuntamientos el máximo de competencias para la planificación urbanística, debilitando paralelamente el papel de la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente (Cotmac) como árbitro, va a ser muy complicado discutir a un ayuntamiento sus criterios. Porque estamos ante un presidente que ha recalcado mucho en su campaña que es necesario agilizar los trámites administrativos en Canarias para que fluya la inversión y se generen más puestos de trabajo en el sector de la construcción y el turístico, lo que se da de bruces con el muy cacareado cambio de modelo económico, con la decisión de permitir hoteles de cuatro estrellas y con otorgar más capacidad decisoria a los ayuntamientos. Sus primeras declaraciones en esta materia se complementan con una apuesta por la regeneración de la planta turística obsoleta, uno de los caballos de batalla de su antecesor, Paulino Rivero, que no contó precisamente con mucho predicamento cuando lo promovió. Dicho sea con el único ánimo de dar a cada uno lo suyo.

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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

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