3) En cuanto gobernemos regresará la confianza. En aquellos meses aciagos del final del mandato socialista, los más acendrados comentaristas del PP criticaban con dureza las medidas adoptadas por Zapatero, medidas que a su juicio iban a ocasionar más paro y más devastación, como la subida del IVA, la rebaja del sueldo a los trabajadores públicos o la congelación de las pensiones. Dos años después, aquellas frases lapidarias también pesan como eso, como gravosas lápidas sobre la credibilidad de quienes las pronunciaban. Pero al PP se le permitía todo, se le permitía decir de todo, reclamar el adelanto electoral proclamándose los salvadores de la patria, los hacedores del milagro de la confianza solamente con su ascenso al poder. Deja caer a España, “que ya la salvaremos nosotros”. Porque, por desgracia para España, salvadores de la patria hemos tenido ya unos cuantos, y no todos de amable recuerdo. Siendo presidente Calvo Sotelo, allá por 1981, un patriota como el general Díez de Mendívil proclamaba desde las páginas de El Alcazar que había que salvar a España de tanto libertinaje. Pocos días después entraba Tejero en el Congreso de los Diputados. Era un atajo, ciertamente antidemocrático. Pero un atajo al fin y al cabo.