Tampoco se libró Luz Reverón de otras experiencias degradantes para un cargo público. Sus competencias en urbanismo no fueron óbice, obstáculo o valladar para que, en compañía de unos amigos y con dinero público, decidiera un día darse un salto festivo a Madrid para conocer la experiencia de la Noche en Blanco. Para justificar aquellos injustificables gastos de 5.000 euros, la concejala dijo que quería aplicar el invento a Santa Cruz, pero en realidad sólo lo ha hecho la Laguna y Las Palmas de Gran Canaria. Unas indiscretas fotografías en Facebook colgadas por uno de sus acompañantes, Enrique Camacho, actual ejecutivo del Auditorio de Tenerife, destapó el escándalo. A partir de ahí se conocieron las alegrías que se tomaba con la caja de la Gerencia de Urbanismo, con demoledores informes del interventor. Pero quizás haya sido su aparición estelar en el vídeo de los sebadales lo que la catapultó a la fama internacional. En ese vídeo, fragmento de un programa en una televisión local tinerfeña, Reverón y Cristina Tavío componen un penoso dueto para defender la devastación de los sebadales de Granadilla y la construcción en su lugar de un puerto industrial que aún hoy sigue haciendo las delicias de los tribunales de justicia, de los ecologistas y de los ciudadanos que claman contra los abusos de la oligarquía tinerfeña. Reverón ya no está en política, y seguramente jamás vuelva a tener la oportunidad de enmendar tanto entuerto. Le deseamos lo mejor en su nueva etapa vital.