El segundo del clan insularista, Lucas Bravo de Laguna, consejero de Deportes del mismo casposo Cabildo, debería seguir a su padre en ese gesto de reconocimiento del error, por llamar suavemente a la campaña hooligan en la que andan metidos. Sus acusaciones, respaldadas por el alcalde Cardona, de que el Gobierno de Canarias había abandonado a su suerte el Rally Islas Canarias, antiguo El Corte Inglés, una de las citas deportivas más seguidas por los aficionados y con una gran proyección exterior, se han tornado completamente falsas. No es que el Gobierno haya retirado su subvención, como han sostenido en público y por carta, sino que tal subvención es exactamente del doble de lo que pone el Cabildo de Gran Canaria. Según el director general de Deportes, Ramón Miranda, su departamento ha aportado 120.000 euros, a los que habría que sumar los 60.000 que el Cabildo ha desviado para el rally de los fondos que se le ceden desde la Viceconsejería de Turismo (430.000 cada año). En total, el Rally se lleva 120.000 euros del Gobierno y otros tantos del Cabildo, pero de éstos, la mitad son aportaciones procedentes del Ejecutivo. De la aportación económica del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria mejor ni hablamos, porque es exactamente igual a cero. En la presentación del rally, el niño Lucas se sintió el rey del mambo y arremetió contra el Gobierno amparándose en una falsedad. También debería retirar lo dicho y pedir disculpas porque tan público es el dinero que él ha tramitado a favor de esta manifestación deportiva como el que ha aportado el Gobierno de Canarias. Los contribuyentes somos los mismos y no podemos seguir soportando pendejadas de políticos que sólo quieren vivir del cuento.