El medio utilizado por Soria, según el periódico La Nación, fue un jet privado propiedad de la multinacional petrolera Repsol, un avión de lujo adquirido por la compañía en febrero de 2009 para los desplazamientos de negocios o privados de su presidente, Antonio Brufau. El aparato, un Gulfstream G5, con una autonomía de más de 12.000 kilómetros y una velocidad de crucero de 950 kilómetros por hora, tenía en 2009 un precio de mercado que oscilaba entre los 32 y los 52 millones de euros, según las prestaciones que se encargaran antes de su fabricación. El silencio impuesto a José Manuel Soria tras la crisis de Red Eléctrica en Bolivia debe haber traído causa de sus abruptas amenazas, lanzadas a través de un vídeo emitido desde Polonia, contra la República Argentina. La expropiación de las acciones de Repsol en YPF enardecieron tanto sus ánimos que el ministro canario provocó un ridículo internacional de la diplomacia española. Porque siendo probablemente contraria a Derecho la actitud argentina, la reacción española, particularmente la de su ministro de Industria, no coadyuvó precisamente a una solución sino a que, incluso la prensa más crítica con Cristina Fernández, la haya calificado de torpe.