Otro que se ha quedado colgado de la brocha es José Miguel Suárez Gil, de nombre artístico el Zorro Plateado. Sus varoniles andares, su porte de dandi caribeño, sus influencias y sus obtusas operaciones empresariales han quedado ya en el olvido. La admiración que despertó en algunos sectores y en determinada prensa se han ido por el sumidero y han regresado, previo paso por la depuradora de aguas residuales, trasmutadas en forma de relajo y desprecio. Quizás seamos nosotros de los pocos que podemos presumir de que dijimos hace muchísimo tiempo que no nos gustaba la forma de mear que tenía la perrita, dicho sea en el sentido más fabulístico y pastoril de la expresión. Por eso nos permitimos contarles con detalle la vida y milagros de este otro cantamañanas del día. No contento con los delitos cometidos y reconocidos que cometió en la persona de su ex esposa, la abogada retirada Josefina Navarrete, el caballerete se ha permitido vulnerar la condena que le obligaba a que corriera el aire entre él y su víctima. Dicen los cronistas que existen hasta 43 causas abiertas en los juzgados de Las Palmas de Gran Canaria por algo así como dos centenares de violaciones de ese alejamiento. Precisamente por ello, la juez que lo condenó a una pena que dejaba en suspenso su ingreso en prisión, ha decretado que ya está bien, que vaya para el talego por delincuente majadero. Apoyado por un abogado que todavía lo es más que él (lo de majadero, nos referimos, of course) el Zorro busca todo tipo de argucias para eludir los barrotes, una circunstancia, la de los barrotes, que ni siquiera nosotros, que no lo queremos tanto como lo quiso la señora Navarrete, le deseamos.