Es de admirar en Cristina Tavío, además de otras virtudes que seguramente le adornarán, la capacidad que tiene para meter la pata y no perder la sonrisa. O, visto bajo un prisma menos generoso, el instinto de supervivencia del que disfruta y que le permite mantenerse a flote a pesar de su demostrada torpeza política. Al menos de momento, porque a pesar de los espejismos, continúan sonando las cornetas que anuncian puente de plata para ella y para Manolo Fernández. Es inasequible al desaliento la presidenta del PP tinerfeño, que este lunes se atrevió a publicar un artículo laudatorio a Alfonso Soriano Benítez de Lugo tan solo un día después de que todos leyéramos una durísima entrevista en la que el presidente de la Junta preautonómica de Canarias ponía a caer de un burro el mandato municipal que dirigió Cristina Tavío en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en el periodo 2007-2011. Con motivo de la calle que por fin van a otorgar al ilustre prócer tinerfeño, Tavío se cascó un artículo en el Diario de Avisos que, la verdad, pudo haberse ahorrado. De su lectura, además de las alabanzas de aliño, se adivina un intento de disculpas públicas por lo que la doña hizo durante ese duro mandato, cuando forzó el pacto con Zerolo a costa de hacer pedazos al grupo municipal pepero y llevarse por delante tanto al ofendido homenajeado como a Ángel Llanos, que vuelve a ser actualidad precisamente por lo bien que de él habla el propio Soriano en La Opinión.