Dios no llamó a Cristina Tavío, presidenta insular del PP de Tenerife, por el camino de la oratoria ni de dialéctica, lo que por fortuna equivale a gozar de cada una de sus manifestaciones públicas, tanto si son espontáneas como si se producen en una pausada entrevista de prensa. La que le publicaron este domingo en el periódico El Día, muy amable y de aliño, vuelve a mostrarnos a la señora Tavío tal y como es: fresca, llana, directa a lo que le interesa. Un alivio, insistimos. No les vamos a aburrir con todos los aspectos, pero sí les llamamos la atención sobre tres detalles que al menos a nosotros no nos han pasado desapercibidos. Por ejemplo, la exigencia de inversiones del Estado en Canarias. Como era de prever, lejos han quedado los desplantes del PP al Gobierno de Madrid, y hubiera bastado con que la entrevistada se limitara a una parte de su respuesta: la herencia envenenada de los socialistas. Sin embargo, prefirió poner un ejemplo, un solo ejemplo de inversiones frustradas. ¿Cuál? Pues, sí, efectivamente, la que más tiene que ver con los intereses terrenales, terrícolas o terratenientes (táchese lo que no proceda) del Sur de Tenerife, el puerto de Granadilla. Precisamente la única de todas las inversiones que, una vez conocida la penúltima sentencia a su favor, parece estar garantizada.