Para el PP la austeridad la deben aplicar los demás. Por ejemplo, el Gobierno de Canarias, que ha suspendido este año aquellas magnas celebraciones navideñas para medios de comunicación, que sin embargo ha mantenido el Cabildo de Gran Canaria dejando fuera de la invitación a los desafectos, como en los gloriosos tiempos de los seis escalones por encima del común. De puertas adentro también se disimula esa austeridad. Es el caso de Cristina Tavío, la portavoz del PP en el Ayuntamiento de Santa Cruz y aspirante a suceder a Soria por tierra, mar y aire. La señora Tavío invitó a cenar este miércoles al grupo municipal, compuesto por nueve personas, a un afamado restaurante del centro de la ciudad, La Cazuela. La comidilla al día siguiente entre los propios comensales era la que cabía esperar: ¿a qué partida y de qué institución se cargará ese pago, seguramente superior a los 300 euros? Porque no está el horno para otro Bragagate, ni para explicarle al actual grupo de gobierno que las cosas no se pueden volver a hacer como antes. ¿Como antes? Ah, esperen un momento. ¿Antes no había un concejal de Hacienda del PP, un tal Hernández Abad? ¿Y un coordinador general del mismo partido, de nombre Manolín Fernández? Así las cosas, ¿cómo es que el PP sostiene, como acaba de hacer Alexis Oliva estos días, que van a votar contra los presupuestos municipales por “continuistas”? Es lo que pasa cuando se tiene un pasado tan reciente.