De lo primero que hay que felicitarse a la vista de este informe es que exista, es decir, que el Gobierno de Canarias lo haya encargado y, lejos de esconderlo como maliciosamente se ha insinuado, haya instado a sus redactores a acabarlo en un tiempo verdaderamente corto, como ellos mismos han resaltado. Lo segundo a destacar es su absoluta objetividad, su crudeza en algunos pasajes y la constatación de que tenemos un grave problema con la Educación que debemos empeñarnos seriamente en corregir entre todos, porque no es solo un asunto de las instituciones y los profesores. Periodistas especializados en Educación como Enrique Bethencourt, nada sospechoso de ser del PSOE ni defensor del actual Gobierno canario, han desmenuzado concienzudamente el informe y han llegado a las mismas dramáticas conclusiones: el problema no es de profesores sino algo mucho más profundo que no se arregla ni siquiera con un incremento en las inversiones. Los alumnos de Canarias tienen una extracción socioeconómica verdaderamente preocupante, con unos padres que ni siquiera en el 25% de los casos tienen una educación terciaria y que, en un 39% se sitúan en un nivel económico bajo. Se trata del nivel más bajo de todas las Comunidades Autónomas españolas que participaron en Pisa, pero ajustando estadísticamente los resultados del informe para tener en cuenta las diferencias de estatus socieconómico, resulta que el rendimiento de los alumnos canarios en aspectos trascendentales como la lectura sigue siendo significativamente inferior a la media española y de la OCDE. Lo que no veas hacer en casa...