Efectivamente, a la periodista Karmentxu Marín le faltó preguntar a Soria si su siguiente destino político será intentar desbancar a Mariano Rajoy como futuro presidente del Gobierno, bien a través de las urnas o bien postulándose ante los poderes económicos (los ocultos y los expresos) como candidato a ser el tecnócrata de un hipotético gobierno de rescate a la italiana. Algún medio de la Villa y Corte lo ha insinuado. Y eso que a la entrevistadora se lo puso muy fácil el entrevistado cuando, en el momento más frívolo de la entrevista, le confesó su gusto por los bañadores tipo Meyba, esos que usa en sus vacaciones en hoteles de lujo (algunos declarados ilegales por la Justicia) y en cuyos bolsillos porta los 4.000 euros en metálico que acostumbra a llevar de promedio. Pero no hacen falta las respuestas verbales, las no verbales apuntan pistas de por dónde habrá de moverse en su próximo futuro el hoy ministro de Industria: al día siguiente de publicarse la entrevista objeto de este cuento, Soria visitó la refinería de Cepsa en Santa Cruz de Tenerife, desde donde volvió a lanzar un cántico de alabanza al petróleo y a la diversificación industrial hacia el tipo de actividad que representa esas instalaciones, una fuente de indignación permanente para muchos habitantes de la capital tinerfeña. Petróleo, industria, el mundo de la empresa, los negocios, la vertiente de la política que siempre ha cautivado a nuestro ministro.