Chaceta en la Feria del Libro
Desfilaban ante nuestra vista. Sentados, algunos cogidos de la mano otros ladeando la cara primero a un lado, después al otro, como siguiendo la mirada de la escritora o persiguiendo a los pececitos de los que Ana les hablaba. Balanceándose como si fuesen olas. Niños que clavan la mirada a la contadora o que se quedan con la boca abierta, que creen que Ana es la persona más sabia que ellos han conocido.