Delimitan la zona de Risco Caído y las Montañas Sagradas para su protección
El Gobierno de Canarias ha aprobado este lunes el decreto por el que se aprueba la delimitación de la zona arqueológica de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, espacios promovidos por España ante la Unesco como candidatos para entrar en la lista de bienes de Patrimonio Mundial.
En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, la portavoz del Ejecutivo, Rosa Dávila, ha informado también de la aprobación de un decreto para delimitar la zona arqueológica de Barranco del Rey, en Arona, Tenerife, con una significación especial dentro del sistema ideológico de la población prehistórica.
Según un comunicado del Gobierno canario, las manifestaciones rupestres en Risco Caído se ubican en las cuevas números 6, 7 y 11 del conjunto, pero la delimitación obedece a la necesaria preservación de la totalidad de la zona.
Por ello, dada la importancia de las manifestaciones culturales que oferta este espacio, se ha estimado fijar el entorno de protección del Bien de Interés Cultural en un área que ocupa una superficie de 59.980 metros cuadrados con un perímetro de 2.713 metros.
El Gobierno entiende que es “imprescindible” esta delimitación para una correcta aprehensión de su carácter unitario.
El Ejecutivo canario destaca los valores etnográficos de este conjunto, habitado hasta hace unas pocas décadas, y subraya que Risco Caído contiene uno de los yacimientos paleontológicos más notables de la Isla y del Archipiélago, constituido por una rica y variada presencia de árboles fosilizados, de una etapa previa a la formación de Roque Nublo.
La zona arqueológica de Risco Caído en el término municipal de Artenara, se asienta sobre dos unidades geomorfológicas: una al este integrada por un saliente rocoso conocido como La Meseta y otra al oeste conocido como Lomo de la Punta, separadas entre sí por el cauce del Barranquillo de los Linderos.
En cuanto a la delimitación del Barranco del Rey, en Arona, el Gobierno informa de que se justifica por la necesidad de protección y conservación que exigen los conjuntos de manifestaciones rupestres que alberga este espigón rocoso.
Su carácter de elemento geomorfológico singular, que destaca en el paisaje del sur de la Isla, hubo de tener una significación especial dentro del sistema ideológico de la población prehistórica, que explicaría la presencia de las estaciones de grabados.
Entre los justificantes concretos para esta delimitación se apunta la elevada fragilidad y su vulnerabilidad a la acción antrópica de estos conjuntos rupestres con una adscripción cronológica que se sitúa en el periodo prehistórico, resultando esencial mantener intacto el entorno natural inmediato en el que se localizan.
Por ello se establece una zona de seguridad en torno al afloramiento rocoso donde se ubican, que, además de asegurar la percepción plena de los conjuntos, permite su protección frente a los procesos de expansión urbanística y los usos y aprovechamientos que se vienen desarrollando en el área circundante.