Jean-Jacques Annaud convierte a Antonio Banderas en un emir fascinado por el 'Oro Negro'
MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
El próximo 20 de enero llega a los cines españoles 'Oro Negro', la última película del realizador francés Jean-Jacques Annaud ('El Nombre de la Rosa', 'El Oso' o 'En Busca del Fuego'), protagonizada por Antonio Banderas, Tahar Rahim, Mark Strong y Freida Pinto.
'Oro Negro' cuenta una historia situada a principios del siglo XX en Arabia, bajo el implacable cielo del desierto. Tras una cruenta guerra, dos jefes tribales sellan la paz con los hijos del perdedor como garantía, dados en 'adopción' al vencedor, a cambio de respetar una franja de tierra conocida como la Franja Amarilla.
Sin embargo, transcurridos unos años, un empresario de Texas le anuncia al emir vencedor (Antonio Banderas) que hay petróleo en sus tierras, prometiéndole riquezas que van más allá de lo que pueda imaginar. La parte negativa es que el oro negro está en la Franja Amarilla, lo cual desatará una nueva contienda de imprevisible desenlace.
De visita promocional en Madrid, el cineasta francés ha admitido que tiene un “interés personal muy acentuado en descubrir culturas y puntos de vista” que no son como el suyo. “Conozco bastante bien África y Asia, pero me quedaba esa zona de los países árabes, y eso que llevo veinte años buscando proyectos allí”, ha señalado.
Annaud no ha escatimado elogios hacia Antonio Banderas, a quien ha definido como “un encantador de serpientes”. “Nos vimos en Barcelona y me dijo: ”¡Mírame, por mis venas corre sangre árabe!“ Es tan encantador que te vende lo que sea, y su papel en la película es un emir que te va a vender también lo que sea, incluso el futuro”, ha destacado.
En esta línea, ha añadido que Banderas es “energía pura y muy generoso”. Por si esto fuera poco, ha apostillado que le sorprendió “lo erudito y muy agradable que es incluso al final del trabajo”, al tiempo que ha resaltado que “tiene una visión muy clara de la situación geopolítica” mundial.
Precisamente sobre la situación geopolítica, ha planteado que algo “funcionaba mal” en los países árabes, de modo que no le sorprendieron las revueltas de la pasada primavera. Revueltas que al menos sí le sorprendieron en pleno rodaje en Túnez: “Era una bomba de relojería que tenía que estallar en algún momento, pero como no iba contra los extranjeros, nos sentimos muy protegidos en todo momento”.
Para Annaud, este es un “momento de inflexión” en aquella zona, debido a que “las cosas han cambiado demasiado rápido por el dinero, y el futuro no es muy alentador”. A su juicio, “la tradición ha sido barrida y no hay nada para reemplazarlo”, algo complicado, pues “no puedes esperar que todo cambie en una generación, así que la situación es preocupante”.
De hecho, ha indicado que en Túnez empieza a haber “frustración e ira”, por lo que ha alertado del “peligro de que el fundamentalismo entre y arrase con todo”. Además, ha subrayado que en Francia también aflora ahora la extrema derecha como “réplicaa lo que pasa en los países árabes”. “La intolerancia aumenta en los tiempos de crisis”, ha avisado.
Por último, ha echado la vista atrás a su trayectoria para afirmar que “en los últimos treinta años el mundo del cine ha vivido un cambio muy fuerte”. Entre tanto cambio, “el más grande es que ahora la premisa de cualquier película es el márketing y tienen que ser un éxito desde el primer día”.
“Ahora hay dos tipos de películas: las superproducciones espectaculares y otras más modestas, de presupuesto pequeño, generalmente comedias y de ámbito local”, ha dicho. Por eso se ha mostrado “muy contento de poder seguir haciendo las películas” que le gustan, pues es una “pena que los directores ahora estén en alquiler y no se sumen a los proyectos con pasión”.